Cuando comenzó su construcción, todos los que solemos frecuentar la planta judicial del Ceuta Center empezamos a hacernos la pregunta obligada: para qué iba a servir una sala que más bien parecía una jaula de las de San Amaro. Primero se nos informó de que pretendía aislar a las partes enfrentadas en juicios complicados. Después empezaron a añadir utilidades. Ahora ya nos cuentan que se ha concebido como sala multidisciplinar. Es decir, vale para todo. Una manera cortés de significar que es un particular cajón de sastre sacado de la manga o del oportunismo más caprichoso.
Luego viene lo que nos escuece a todos: enterarnos del precio, de lo que el Ministerio se ha gastado en esta obra a la aberración. Casi 85.000 euros. Ya la llaman la jaula de oro. Yo la bautizaría como la oda a la poca vergüenza.
El sistema judicial no funciona. Faltan medios humanos y materiales. El engranaje para que todo funcione como debe falla en demasiadas ocasiones. Aun así la Gerencia considera necesaria una sala multiusos en la que se gastan semejante partida y a la que ahora tienen que buscar un uso, de ahí que estén preguntando a los jueces si la quieren para algo.
Es un escándalo. Pero en esta ciudad de estatuas solidarias por 165.000 euros todo tiene cabida. Hasta una jaula de 85.000 euros convertida en capricho de no sé quién ni por qué. Otro más como los paneles de la NOJ que nunca funcionaron. Es de chiste.
Estos días leyendo las crónicas de Silvia Perdiguero nos enteramos de que los ascensores no funcionan, de que el aire acondicionado tampoco, de que la luz se va... Y claro, escuece eso de saber que se gastan semejante partida y que la pretenden justificar en la reducción de un despacho porque había que dar cabida a otro magistrado. Vergüenza les tendría que haber dado tener a este profesional de esquina en esquina con sus papeles porque no tenía un lugar fijo de trabajo.
Gastarse casi 85.000 euros en una jaula me parece tan grave que no sé cómo no se exigen explicaciones, cómo se tiñe de normalidad lo que no es. La Administración judicial debería dar, más que ninguna, ejemplo. No parece ser así.