Sí, como en el anuncio. Insisto. Porque creo que debo hacerlo. De nuevo voy a hablar de inmigración, de esos hombres y mujeres que llegan hasta nuestra Ceuta.
Y lo voy a hacer con cariño, a pesar de que los asustaviejas (lamentablemente cada vez son más) me recuerden eso de que me los lleve a mi casa a la vez que echan mano de términos como invasión, radicalismo, delincuencia... Me niego a ser como ellos, me niego a caer en el discurso fácil de quienes rechazan conocer al otro o aprender de sus vivencias. Me niego porque sus excusas son, además de egoístas, falsas.
Ayer Reduan y yo hablamos con Suleiman. Así es como se llama el joven de 18 años que se encaramó a la valla y que de forma magistral fotografió Quino, mereciéndose la foto de portada de nuestro FARO. Suleiman no paraba de sonreir, de mostrar su alegría. Hay que tener el corazón muy duro para no enternecerse con su historia, para no emocionarse al escuchar el testimonio de quien ha tenido la fortaleza de permanecer casi un día entero sobre la valla, amenazado por sus concertinas, por el miedo, por el cansancio. Suleiman huyó de su país por pobreza, dejando atrás una familia, emprendiendo un camino complicado hasta llegar a Ceuta. ¿Lo ha hecho por gusto?, ¿creen que se ha divertido estando casi un día entero sobre el vallado? Hay que ser muy cruel para hablar gratuitamente de la inmigración ciñéndose a datos y estadísticas, fundamentándose en mentiras y miedos, sin reparar en que estamos tratando con personas.
La foto de portada de ayer no era una foto cualquiera. Era la foto de una lucha, de una batalla en la que el coraje, la tenacidad y la constancia terminaron por vencer el plano físico, haciendo que Suleiman aguantara sobre la valla, dejando atónitos a todos.
Nunca podremos entender esas vidas porque no nos ha tocado, pero cuanto menos saber de sus historias puede ayudarnos a empatizar con quienes vienen de sus países buscando un futuro mejor. Lo fácil es quedarnos en el anecdotario, en las malas noticias para generalizar a todo un colectivo en el que hay mucha gente buena y válida. Entender esto es difícil en un mundo marcado por el egoísmo y sometido a las mentiras que nos impone el sistema y que se encargan de difundir los altavoces mediáticos del poder. ¿O no se acuerdan de esos 30.000 inmigrantes que nos iban a invadir? Que falsos y mentirosos son.
Perdone que insista. Abra los ojos, no se deje engañar ni asustar. Pero escuche.