Tenemos en Ceuta a muchos luchadores que llevan a cabo pequeñas acciones prácticamente en solitario, sin contar con demasiados apoyos externos. Entre ellos figuran algunos ecologistas que no se cansan de ponernos la cara colorada cada vez que se comete un atentado a la naturaleza. Sus voces se van escuchando cada vez más, pero el camino que les queda por recorrer es demasiado largo. Esto hace que sus protestas, en la mayoría de los casos, mueran en el camino. No obstante estos pequeños luchadores no se cansan, continúan afanándose en la consecución de pequeños retos, soñando en que llegue el momento en el que la movilización sea cada vez mayor.
Ayer la SEO se plantó ante el Museo del Revellín para protestar por la actuación de pintado llevada a cabo que está afectando a los vencejos que allí anidan. Son varias las crías que han muerto porque sus padres no han podido acceder a los nidos. Se trata de una especie protegida... hacerle daño podría suponer la imposición de multas de hasta 200.000 euros. ¿Y qué? La Policía Local y el Seprona acudieron a la zona y se paralizó la actuación solo de manera temporal. Tras su marcha continuaron. Obimasa asegura que estarán pendientes de que no se haga daño a las crías que quedan, pero ¿y el resto?, ¿cómo se ha podido causar la muerte de hambre a crías de una especie protegida mientras sus progenitores, estresados, volaban alrededor del Museo sin poder acceder a los nidos?
Pues ha pasado, como pasan tantas y tantas cosas que solo parecen interesar a unos pocos. En esta ciudad el respeto a los animales está empezando a calar pero aún son demasiados los que carecen de conciencia animalista. No solo hablo de ciudadanos en particular sino también de instituciones que autorizan la realización de trabajos sin tener en cuenta si pueden causar daños como así ha ocurrido.
Ni la amenaza de sanción les para, quizá porque se sepa que este tipo de procedimientos no termina llegando, curiosamente, a parte alguna.