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Nuestro orden, su desorden

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A Juan, Víctor, Federica...

Decían que llevaban un mundo nuevo en sus corazones. Decían que el fomento de la Cultura debía ser el principio de todo. Decían que sólo la Libertad podía ser la base de una sociedad en la que la Igualdad fuese el medio y en la que la Fraternidad fuera el fin.

Decían que si se unían las voluntades, la fuerza de una sería la de todas, y levantaron ese mundo nuevo que llevaban dentro.
Decían que para construir un edificio lo primero era saber tallar la piedra.
Decían que si el dinero era solo papel, no se perdía nada por suprimirlo, y lo suprimieron
Decían que el Poder corrompía, y que el Poder absoluto corrompía absolutamente, y abjuraron de él.
Decían que el Ser Humano sólo podía tener condición de tal si nacía libre e igual a sus semejantes, y ese fue su santo y seña.
Decían que sin documentos de identidad también se podía vivir, y así vivieron.
Decían que para el matrimonio sólo hacía falta Amor, pero ningún papel, y así se quisieron.
Decían que la Sanidad debía ser avanzada y universal, y transformaron la forma de atender a los pacientes.
Decían que la Mujer debía decidir sobre su maternidad y su sexualidad, y legalizaron el aborto poniendo en marcha, además, un sólido plan de planificación familiar.
Decían que los pesticidas debían ser eliminados y lograron espectaculares resultados en la agricultura consiguiendo productos sanos y de calidad.
Decían que los responsables y representantes del pueblo debían ser revocables en cualquier momento, y así fue.
Decían que no se podía envenenar la infancia, alejándola de estrellas rojas, yugos negros, siniestras cruces gamadas o cualquier otro signo.
Decían que eran capaces de construir una forma de vida basada en lo racional y en el respeto al medio ambiente e inventaron el reciclaje.
Decían que la alta tecnología debía ser la preocupación de las industrias en manos de las trabajadoras, y lograron resultados espectaculares.
Decían que la calidad debía estar por encima de la rentabilidad. Tanto fue así que hasta la multinacional Nestlé emitió un informe en 1939 asegurando que el estado de industria de la leche socializada en Barcelona estaba décadas por delante de lo que se hacía en Europa, incluida la adquisición de los únicos camiones isotérmicos para el transporte de la leche de la época.
Decían que más allá de las ideas seguían existiendo ideas, que nada lógico podía basarse en el non plus ultra fascista o en los dogmas comunistas.
Decían que ser hermanas era más simple, congruente, fácil y hermoso que ser enemigas.
Decían que en la escuela la letra nunca podía entrar con sangre, desterrando exámenes y similares y poniendo en práctica la pedagogía de Ferrer i Guardia.
Decían que el rencor solo traía rencor y los abrazos, sonrisas.
Decían que su utopía era una realidad, y lo demostraron.
Decían que aquella mal llamada guerra civil era una verdadera contra revolución preventiva, de ahí los bombardeos de la Legión Cóndor alemana o las tropas de Mussolini (por no hablar de los esbirros de Stalin, claro).
Decían que las asustadas democracias limítrofes iban a preferir sucumbir bajo la bota nazi a dejar que triunfara la Revolución, y la Historia, desgraciadamente, les dio la razón.
Decían que las bombas que empezaron a caer sobre Málaga o Madrid, caerían pronto desde los cielos de Barcelona y muy poco después desde los de Londres y París.
Decían que si el pretendido Orden (¿Nuevo?) era asesinar en guerras carniceras, ellas preferían su Desorden basado en los escritos de Eliseo Reclús, Proudhon o Bakunin.
Decían que la emancipación de quienes vivimos en este planeta sólo podía ser obra de nosotras mismas, o esa emancipación jamás sería.
Decían que llevaban un mundo nuevo en sus corazones y demostraron que, siendo "simples" albañiles, cerrajeras, arquitectas, enfermeras, maestras, mecánicas o campesinas, para construir sólo hacía falta empezar a construir. Así de simple.
Y, un 19 de julio de 1936, en España, se pusieron manos a la obra y se atrevieron a vivir en Libertad... Y de eso se cumplen ahora nada menos que 80 años de nada.
Evidentemente, esa Historia se ha dado poco (o nada) a conocer, no fuera a ser que la chusma se diese cuenta de que el verdadero poder era suyo. De los fusilamientos, batallas y demás cosas sí se habló, se habla y se hablará. Es más, SÓLO se seguirán contando ese tipo de historias (que no dejan ser ciertas, dicho sea de paso).
Pero sí, frente al desorden criminal de las asesinas, algunas prefirieron pensar que un orden basado en la Fraternidad era el camino a seguir... y lo siguieron.
Y si se pregunta por qué esto no sobrevivió al año 1939, bucee ligeramente en los archivos de la Unión Soviética, del fascismo internacional o de los países de la época y lo entenderá con rapidez. Fueron ellas las que, bala a bala, acabaron con la Libertad y una forma de vida que no contemplaba jefas, directrices o biblias de cualquier tipo.
Por cierto, unos meses antes, concretamente un 5 de mayo de 1936, en el transcurso del Congreso de la CNT, estas mismas locas Libertarias nos dejaron en la Ponencia Confederal del Comunismo Libertario un mensaje para la Historia. Así, tras sentar las bases de lo que luego se viviría en las colectividades, ese documento terminaba con esta frase que lo dice todo: que todo aquel que se sienta con arrestos, capacidad e inteligencia, mejore nuestra obra.
Y ahora, ¿Le parecen unos principios caducos? ¿Descabellados? ¿De destrucción masiva? ¿Irrealizables?
¿Se atreve a dar el paso para salir de la jaula supuestamente dorada, o continúa prefiriendo los grilletes de la sinrazón?
Ellas sí se atrevieron a vivir la Libertad en la esperanza. Usted verá.


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