David Yates, director de cuatro entregas de la saga del popular Harry Potter, pone firma a uno de los blockbusters del verano, así como intentona de asociar el legendario personaje de Tarzán con las nuevas generaciones.
El resultado es una cinta con innegables momentos de diversión combinados con otros de torpeza argumental y una pareja Tarzán/Jane que resulta bastante insustancial.
La premisa nos sitúa en los años de reparto colonial del pastel africano en pleno Congo, donde Bélgica hizo una soberana escabechina, aunque se pase de puntillas por la figura del rey Leopoldo. La originalidad del relato reside en que no se trata de un reboot y la acción se centra en los años posteriores al traslado a la "civilización" del hombre que fue conocido como Tarzán y ahora es un respetable noble británico. La confabulación de los dos villanos de la cinta, encarnados por Djimon Hounsou y Christoph Waltz, pretende hacer volver a Tarzán a su antiguo hogar en calidad de embajador, pero los verdaderos motivos son el deseo de venganza de uno y la ambición del otro, que pretende cambiarlo a su socio por diamantes…
Desde el comienzo da la sensación de que la película duda entre el aplauso del adolescente aburrido que va al cine a pasar el rato y asumir otro tipo de pretensiones tomándose oficialmente a sí misma lo en serio que le pide el cuerpo a los guionistas. Así las cosas, nos movemos en tierra de nadie, combinando palomiteros efectos visuales de acción (con las lianas y unos asombrosos gorilas digitales que parecen de verdad) con insuficientes flashes del origen del protagonista si se quiere enganchar a gente joven y un paseo de puntillas por la barbarie colonialista sin señalar, para no despertar antipatía en ningún sector. En realidad, la aventura que se nos cuenta reescribe en su final la historia a su antojo, perdiendo una estupenda ocasión para el hurgue en una herida muy mal cicatrizada.
La pareja protagonista son el musculado sueco Alexander Skarsgård, conocido en el mundo televisivo por su vampiro de True Blood, que muestra más ganas (todas) y abdominales que dotes interpretativas, y Margot Robbie en el papel de supuesta Jane moderna con fuerte personalidad y mujer de acción, que al final acaba siendo para no variar la chica en apuros a la que rescatar. El reparto lo completan dos grandes actores desaprovechados: Samuel L. Jackson sustituye con buenos momentos de humor a Chita (alias Cheetah en Yankilandia) como fiel compañero de aventuras en un personaje que no da para más y el gran Christoph Waltz haciendo el mismo villano de cine de manual que ya interpretara hace muy poco en la última cinta de James Bond y con el que parece haber entrado en bucle. Djimon Hounsou completa el ilustre elenco con un papel menor pero importante para el devenir de la trama.
Decepcionante en resumidas cuentas para los que buscan un buen renacer de la leyenda de Tarzán con todo aquello que supone, y posiblemente algo desconcertante para aquellos que no buscan más que un rato de entretenimiento facilón de gran pantalla, aunque este último objetivo sí sea capaz de alcanzarse.
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN: David Yates.
DURACIÓN: 110’
PAÍSES: USA
INTÉRPRETES: Alexander Skarsgård, Margot Robbie, Christoph Waltz, Samuel L. Jackson, Djimon Hounsou, Jim Broadbent, John Hurt, Ella Purnell, Cali, Simon Russell Beale, Madeleine Worrall, Laurence Spellman, Lasco Atkins, Matthew William Jones, Casper Crump, Guy Potter.
GUIÓN: Stuart Beattie, Craig Brewer, John Collee, Adam Cozad (Novela: Edgar Rice Burroughs)
FOTOGRAFÍA: Henry Braham.
ESTRENO: 22 de julio
PUNTUACIÓN: 5
EMAIL: corleonne76@yahoo.es