El derecho al asilo existe. Es algo que no es que deba ser respetado, es que tiene que ser entendido y asimilado por todos. La clase política la primera. Pero aquí parece que quienes nos gobiernan nos hacen un favor respetando los derechos, algo que asumen como ‘la buena acción del mes’ y cumplen solo cuando se levantan santurrones. El resto de días los gobiernos de toda Europa se encargan de propagar la política del miedo, equiparando derechos a buenismo; buenismo a abrir las fronteras; abrir las fronteras a delincuencia, miedo e inseguridad. Así se crea un cóctel molotov que termina explotando en una sociedad presa del pánico a la que le resulta muy sencillo vivir entre etiquetas, como si rememoraran las películas de buenos y malos pero colocando religiones y orígenes siempre en unos campos concretos.Ellos y nosotros.
Ante este panorama no me asombran las declaraciones del delegado del Gobierno. Simplemente me llama la atención que esté tan mal asesorado y tan mal informado. Antes de su desembarco en la plaza de los Reyes, le tenía por otro tipo de persona. Será que el cargo lleva a decir tonterías como las que ayer nos regaló a los periodistas, a tenor de una pregunta efectuada por un compañero sobre inmigración y sobre que la oficina de asilo que se abrió hace un año en el Tarajal no haya recibido todavía petición alguna.
Ustedes, que son inteligentes, saben por qué. Es imposible que un subsahariano cruce el Tarajal y se presente en dicha oficina pidiendo asilo. Lo es porque nunca, sin documentos, podrá pasar ese filtro salvo que lo haga arriesgando su vida en una patera, cortándose la piel en las concertinas u ocultándose entre los hierros de un coche.
El PP lo sabe. Lo sabe desde el principio en el que quiso meterse en el bolsillo a todas las oenegés, se levantó con el pie de ‘santurrón’ y decidió inaugurar ambas sedes en Ceuta y Melilla. Sabía a la perfección que nadie iba a poder cruzar el paso para pedir ayuda, para pedir asilo, para reclamar protección. El delegado nos dice que ése no es el problema del Gobierno de España. Que ellos han hecho la oficina y punto. Siempre hay tiempo para hacerse un ‘Luisma’, aunque se esté jugando con vidas de personas, con miserias y con oportunidades. El PP dice lo que cree. Su política migratoria es esa: lanzar proyectos para dibujar una imagen de cara a la galería pero ejecutar otras acciones mientras descarga en las fuerzas de seguridad su nefasta gestión, escondiéndose cuando los policías o guardias civiles terminan sentados en el banquillo por cumplir sus normas. No es un problema del Gobierno. El asilo, el deber de protección debe ser un problema de Pokémon. ¿Seremos tontos?