He visto crecer la hierba en la senda que dejaron mis pies. He robado al silencio palabras jamás escritas, cierto es. Y he descubierto caminos que llevan a la paz, aunque esto a nadie importe.
El tiempo se escapa como arena entre los dedos, y es entonces que buscamos refugio en el pasado, acaso en busca de la perduración del ser y de las luces que nos enseñaron a nacer.
Así recuerdo mis años, los cinco años de convalecencia, adonde me relegó la grave enfermedad de la esquizofrenia.
En las mañanas, abro los ojos de sopetón, sobrecogido por la incertidumbre, y las voces del juicio me indican que los efectos del lexatín han expirado. Es hora de descubrir lo que me deparará el día.
Entonces, recorro las calles de Ceuta sin rumbo, ajeno al ir y venir de los trabajadores, que han de llevar el pan a sus casas. La frustración y la ausencia de un proyecto de vida deja una herida abierta en el alma: ¿cómo encaramarse a esta sociedad tan escasa, competitiva y febril?
Sólo el futuro lo sabría.
Entonces, me apropio de las calles y los pasajes de Ceuta, quizá en una última forma de orgullo. En comunión con los más grandes y famosos peregrinos voy y vengo por el paseo y las aceras de la marina: hacia el oeste, el Monte de la Mujer Muerta me advierte de la necesidad de recostar el espíritu a pesar de la vorágine; hacia el este, las murallas de la fortaleza del Monte Hacho nos advierten de los peligros de un Estado sin justicia.
Entonces, descubro rincones que me reconcilian con la belleza, y que aunque están a la vista de todos, pocos los conciben como estancias para la imaginación y la observación. Pasan los días y en la Plaza de la Paz no se ve a nadie excepto a mí.
El tiempo ha desaparecido y recibo la compañía de un hombre escueto de tamaño, de habla fértil, puro espíritu reconfortado por la agotadora caminata: día a día, año a año, sin torcer el gesto.
- "Malos tiempos para la paz, Basilio. La espiral de dejadez a poco llama a las puertas del cielo".
- " Es. He buscado su beneficio y su fórmula, pero no parece haber nadie tras los muros de su ciudad. Nos hemos quedado sólos, tú, yo y un puñado de locos sin oficio".
- "No desesperemos. La lectura de los libros que conforman la razón son un instrumento letal para aquellos que viven de la confusión, el temor y la sin palabra."
- "¿Así que...?"
- "Así que busca en las profundidades de tu talento hasta que adviertas las vetas del metal sagrado y su líquido manantial. Y una suerte de luz te devuelva a la palabra, la cual nunca debiste dejar ir. La palabra es huidiza si caes en el error, pero aquel que permanezca fiel a sus principios encontrará el acceso al hilo de luz que es la justicia, y los baluartes de la Ciudad de Ceuta se abrirán de par en par."
Celebro que han pasado veinte años desde aquel entonces, y ahora soy yo el que va y viene de sus obligaciones.
La gente pide un proyecto de vida, no creo que sea tan difícil.