Solo con el fin de comunicar mi actual situación y justificar mi firme decisión de presentar la dimisión como presidente del Cómite de Árbitros de la FFC, hago llegar esta nota, algo que lógicamente y desde ayer conoce en primer lugar mi presidente y amigo Antonio García Gaona.
En este sentido solo tendré para él palabras de agradecimiento por el trato y la confianza que de él he recibido y de elogio y admiración a su gestión al frente de la FFC, la cual ha transformado logrando éxitos y resultados impensables hace años. La FFC la componen un gran elenco de profesionales, los mejores posibles. Siempre seré muy respetoso con las decisiones que tome el presidente de la FFC, le tengo un gran cariño y consideración. Antes de nada quiero expresar mi amor hacia el Cómite de Árbitros y mostrar mi máximo y profundo respeto hacia el colectivo arbitral. Nosotros somos necesarios, pero los árbitros son imprescindibles, y solo a ellos me debo, siempre los apoyé y defendí. Nunca me movió ningún interés económico, personal o de cualquier otro tipo, o nada que no fuera mi compromiso en pos del colectivo. Las personas pasan, los ciclos se cumplen y no debemos aferrarnos al cargo, aun menos cuando los actuales dirigentes de este Cómite llevamos, yo el primero, varios años fallando e incumpliendo las expectativas. Aún no he tenido comunicación oficial de ninguna clase. En mi caso me voy antes de ser invitado a irme, y eso deben hacer sin excusas y apego al sillón los que llevaron las riendas estos dos últimos años, pero que tratan, incomprensiblemente, de quedarse, ignorando sus continuos fracasos y errores. Posiblemente dimito horas o días antes de ser cesado, francamente no lo sé, no me quedó claro. Ya que en la última reunión de hace un par de días, me ofrecieron continuar con un cargo honorífico. Pero el fin de mi etapa como presidente responde a buscar un mejor y más completo funcionamiento del Cómite en fútbol y fútbol sala. Puede que con mi salida todo mejore. Pero no lo creo, ya que ese único y presumible cambio solo afecta a mi persona. Esto es que ante el nuevo escenario que se avecina, las mismas personas, en los mismos cargos y con los mismos cometidos continuaran. Esto es más de lo mismo, no resuelve nada, más bien lo agrava. Y en este sentido quiero hacer las siguientes valoraciones. Desde hace dos años exactamente, pero sin perder el pulso y contacto al fútbol y fútbol sala, yo no he tenido ningún tipo de intervención en asuntos del Comité, tampoco aporté nada en mejorar o empeorar su funcionamiento, mis decisiones han sido nulas o inexistentes y ante todo esto, cómo es posible que mis tres más cercanos colaboradores, a los que yo nombré y di mi total confianza, me culpen directamente a mí de sus errores, incompetencia, negligencia, desaciertos y caprichosas decisiones, algunas de las cuales prefiero omitir. Yo en estos dos años, tan solo acudí a lugares donde mi presencia era solicitada, palcos, finales, juntas directivas, comisiones, eventos de todo tipo, etc. Y aunque en ocasiones intenté intervenir no veía el momento y forma de hacerlo, tampoco debía estar molestando al presidente todos los días. Sí tenía la esperanza que todo, poco a poco y día a día, se arreglara convenientemente. Y tal y como se desarrollaba todo, ninguno supimos interpretar, y yo el primero, los cambios y decisiones que nuestro presidente demandaba. El presidente, siempre muy receptivo y generoso con el colectivo arbitral, nos dio los medios necesarios para avanzar, pero nos quedamos estancados, sin evolucionar durante muchos meses. Yo asumo mi culpa. Se atienden los partidos, es cierto, pero no es suficiente. Urge una inmediata captación de jóvenes árbitros, algo que no se realiza desde hace un par de años, han podido y debido hacerlo, una mejora en el desarrollo técnico de clases de reglas de juego, mejora y mantenimiento de la condición física y otras necesidades que hay que atender. Y ante esta inacción, de la que yo también y junto a ellos tres, me siento responsable, solo cabe asumir el fracaso. Ya de nada valen las excusas, ni los paños calientes. Opino que coincidiendo con cuatro nuevos años de gestión, es tiempo de nuevos cambios, debe entrar sabia nueva, aire fresco, personas con brío. Ninguno de los actuales servimos ya, estamos acomodados, inmóviles, viciados. Puede ser el momento de Carlos Lara, lo merece, o algunos más que se pueden repescar, y en fútbol sala me consta que hay personas con conocimientos, ganas e ilusión por trabajar. Ellas merecen su oportunidad. Lo nuevo y diferente debe hacerse ver y llegar. Lo actual no sirve ya. Se debe rectificar cuanto antes.Todos deben dar un paso atrás. Mantenerlos y mantenerse sería un grave error que, a medio plazo, tendrá consecuencias muy negativas. El actual modelo está caduco, agotado y algo deteriorado. Y formamos parte de él. El tiempo, juez inapelable, pone a cada uno en su sitio. Ser buenas personas no es suficiente, se debe ser buen gestor. Tenemos el mejor activo posible... los árbitros. En fútbol se debe crecer ya en número. El nivel es notable. Los tres árbitros de tercera división tienen una tremenda proyección, pero deben recibir más apoyo de todos los estamentos federativos. En categorías locales destacan Jalid, Villanua y Jiménez entre otros. En fútbol sala se han visto situaciones algo difícil de entender. Pero sus árbitros tienen un buen nivel y algunos nacionales mucha proyección.Quiero añadir el tremendo enfado que me produce ver a Ramón Arias, buen árbitro y mejor persona, un año más en segunda. Una tremenda pena. Quiero añadir que solo me mueve el interés de un mejor orden y mayor avance del colectivo arbitral ceutí.O lo que es lo mismo para el fútbol local. Pero esto no puede ir de la mano de los que, incluyéndome yo, hemos fallado por activa y por pasiva, sobre todo en las últimas temporadas. Hay tiempo para decidir y escoger personas adecuadas que den el giro necesario. No es mi deseo participar, desmentir, ratificar, ni evaluar más a nada ni a nadie. No pretendo morir matando. Que cada uno tome la decisión que estime más oportuna, pero que nunca anteponga sus intereses personales a los del colectivo arbitral. No sería justo ni ético. No caben en mí reproches, rencores u ofensas de ningún tipo. A partir de ahora, algunos abrirán la caja de los truenos. Ni me ocupa ni me preocupa. Solo me mueve el interés del Comité y de todos sus árbitros. Con mi decisión tomada pretendo no ser un freno o un lastre para nadie, mi etapa pasó y solo el tiempo dirá algo sobre ella, pero me niego rotundamente en asumir errores y caprichos de otros que junto a mí trabajaron. Ojalá pasado un tiempo tenga que rectificar, pero me temo que no, hay que saber dar un paso atrás sin ira. Dimos todo lo que sabíamos y podíamos. Yo en mi caso puedo quedarme otros 4 años más, pero no, ¿para qué? Sobre todo cuando pierdes la confianza en las personas por las que tanto diste. Prefiero desmarcarme... no sin dolor. Y una vez más gracias a mi presidente y amigo por todo lo que ha hecho por mí y hace en beneficio del fútbol ceutí que es el deporte que nos apasiona.