Tiene que ocurrir un desastre ecológico como el del incendio de estos últimos días, para que nos demos cuenta de la realidad y el daño que le estamos haciendo a nuestro entorno natural. Esta vez, según se deduce de las investigaciones realizadas, ha sido por unas prácticas de tiro, pero lo cierto es que al margen de lo fortuito, la manifiesta dejadez existente desde hace mucho tiempo en todo lo concerniente al
medioambiente en nuestra ciudad, ha tenido mucho que ver en todo este desastre, el cual se ha hecho evidente en toda su dimensión en lo acontecido en nuestros sufridos montes y parajes en estos días.
En todos estos temas y como se ha podido comprobar recientemente con el tema de los vertidos generados por CEPSA, por lo general los responsables después de la retahíla de apariciones públicas diciendo que si van a hacer esto o lo otro, al final acaban poniéndose de perfil y si te he visto no me acuerdo. En este caso el Ejército ha reconocido su responsabilidad, declarando que su intención es reforestar la zona destruida por el fuego, esperemos que así sea. Eso sí, en el caso de la flora más o menos se intuye cómo lo harán, pero lo que no se puede remediar es el daño ocasionado a nuestra fauna autóctona. Aquí la cosa es más complicada, siendo por ello fundamental lo de prevenir, pues la cura al final suele ser del todo incompleta.
También habría que preguntarse si realmente tienen idea (los que en su momento fueron designados para dar las soluciones) de qué o cómo se trata el tema, pues aquí queda claro que ni están todos los que son, ni son todos los que están. Es por ello que habrá que pedir responsabilidades directas a todos los que tenían el encargo político de prevenir y proporcionar los medios adecuados a aquellos que sobre el terreno vienen haciendo gala de mucho ingenio para evitar que situaciones de este tipo sean la tónica general en nuestro montes, aunque queda claro que aun con el empeño no consiguen evitarlo. De hecho y hasta ahora que se sepa, nadie fue investigado por el anterior incendio producido y que también arrasó prácticamente el mismo numero de hectáreas, lo que unido a este último aumentan a más de ochenta el numero de hectáreas calcinadas de nuestros montes. Vamos, que si tenemos en cuenta nuestras dimensiones como ciudad, en proporción es como si hubiera ardido un tercio de la comunidad autónoma de Extremadura.
En cualquier caso, lo que hay que dejar claro es que todos los temas relacionados con el medioambiente deben tener una prioridad máxima allí donde deban de tomarse las decisiones, para que en la medida de lo posible se reduzcan a la mas mínima expresión estos desastres a los que nos estamos enfrentando con mayor frecuencia de la deseada, la mayoría de ellos derivados de la negligencia y dejadez del ser humano.
Algunos responsables de que esto sea así se tendrán que poner las pilas, si no que se lo digan a toda una multinacional como Volkswagen, pues conviene aclarar que todo lo relativo a la manipulación de sus motores se ha destapado como consecuencia de una agresión directa a la normativa medioambiental y no por temas relacionados con la seguridad de sus vehículos. De hecho hasta el Congreso de los Estados Unidos no sólo les pide las correspondientes sanciones por un delito medioambiental que pueden rondar cerca de los dieciséis mil millones de dólares, sino que también solicitan penas de prisión para los máximos dirigentes de la empresa automovilística germana.
A modo de conclusión no estaría de más lanzar un aviso para navegantes, las competencias medioambientales las tiene conferidas la Ciudad Autónoma, quizás por ser la única que se tienen en su totalidad, toda la responsabilidad recaerá en aquellos que dirijan este área, porque el presidente como siempre dirá que de esto no sabía nada, aunque eso sí, para evitar esos desfases en la memoria del regidor supremo ya estamos nosotros y nuestro empeño en recordárselo.