La clausura del vertedero de Santa Catalina, obligada y acelerada ante el aviso de una sanción europea, dio paso a lo que se ha pretendido ‘vender’ como parque, una especie de pulmón verde que iba a servir de alternativa a otros masificados o, sencillamente, echados a perder como ha ocurrido con el de San Amaro, en el que la piedra terminó comiéndose su esencia. La idea era buena. Convertir la antigua montaña de basura en un punto natural de encuentro entre familias. Nada de eso se ha logrado.
Hoy por hoy presenta un estado lamentable. No voy a detenerme en el comportamiento incívico de un sector de la sociedad que se encarga de destruir lo que otros construyen. Se dedican a eso, no tienen oficio ni lo quieren. Hay errores de bulto cuyo origen no está en ese círculo sino más bien en los errores de unos responsables que han comenzado la casa por el tejado, plantando especies que no han superado las condiciones del lugar y han terminado muriendo. Más allá de la cifra económica está el daño causado a la naturaleza: plantamos para que mueran, ¿qué sentido tiene?, ¿dónde están los informes previos que deberían haber garantizado la viabilidad de algunas especies? Es inconcebible.
La zona verde circular que corona la parte superior del parque está complemente quemada y abandonada. Otras plantas ni siquiera han superado un tiempo medio de vida. El parque asoma como un lugar apartado al que acuden deportistas y que no ha conseguido alcanzar el nivel que se esperaba.
¿Realmente se piensa antes de actuar?, ¿existe un interés en hacer las cosas bien?, ¿se perdieron en aquellas infografías repartidas a los medios de comunicación de lo que iba a ser esta zona? Nunca lo fue. Ni por asomo se ha llegado a un grado mínimo que sirva para retirar cualquier crítica. No.
Nos levantaron una pasarela con la que han roto la propia arquitectura de la naturaleza. No aprendieron con las torres del Hacho, tampoco con la dispensa de licencias para construir en demasía en zonas que debían haber estado protegidas. No lo entiendo. ¿Es este el medio ambiente que debemos proteger, las zonas que a modo de pulmón ecológico debemos cuidar?, ¿encargarán proyectos ahora para conocer qué plantar en una zona que debía haber estado más que estudiada? Que alguien me lo explique, he perdido las ganas de pegarme contra un muro que deja ya demasiadas cicatrices.