Ala vuelta de la esquina está el momento en el que nos volveremos a topar con las urnas, con esa capacidad de elección abandonada por cada vez mayor número de españoles. El desapego al voto es causa directa de lo mal que lo han hecho y siguen haciéndolo los políticos. Ese grado de abstención y de descontento social no es más que el resultado de un hartazgo genérico ante las promesas, siempre falsas, que nos intentan meter por los ojos.
De este periodo me quedo con estos inicios, este ‘calentar motores’ del que echan mano los partidos hasta parir ideas ridículas o hasta dar forma a campañas nefastas y equivocadas como la puesta en marcha por el PP y su famoso video. Aquí en Ceuta, los peperos nos cuentan que, más o menos, se van a dejar uñas y dientes en explicarnos la mejora de la situación económica con tal de rascar nuestros votos. Se basarán en el puerta a puerta -confío en que no toquen a la mía- y en las redes sociales, foro que se ha convertido en el lugar idóneo para soltar la primera idea y terminar peleándote con perfiles falsos, otros verdaderos y mil y una burradas a la vez.
Difícil va a tener el PP ese intento por ‘camelarse’ al ciudadano, después de una etapa de recortes esenciales que han castigado solo a algunos. Nos venderán su imagen de ‘salvadores’, de ‘magos del mundo’, dejando en el camino lo que han arrebatado, los logros perdidos para estar en unos niveles de paro indecentes y en una situación de precariedad que, como siempre, castiga a los que menos tienen. “España ha vuelto a la senda del crecimiento”, nos cuentan, “ahora hay 375.000 parados menos”, añaden; “hoy hay 112.000 autónomos más”... Siguen con sus mensajes robóticos sin descender a una realidad que te escupe a la cara la auténtica realidad que atraviesan los autónomos en España; las contrataciones basura llevadas a cabo o el tipo de crecimiento alcanzado si lo comparamos ¿con?
Tontos todavía no lo son, así que evitarán pasar página de todos los casos de corrupción o de cómo se las gastan cuando no quieren que los gritos de esta sociedad se escuchen o les ‘jodan’ la fiesta: ya saben, ‘ley mordaza’; ya saben, terminarán prohibiendo fotografías en los juzgados no porque les interese la protección de los ‘imputados rebautizados’, sino porque no quieren ver las caras de los suyos con los grilletes en las manos.
El PP ceutí va a tener que sacar imaginación de donde no la tiene para defender, aquí, la gestión de don Mariano, el del transistor. Ya no les vale el síndrome Perejil, ni la defensa de la españolidad, ni el miedo a los críticos acusándoles de entregar Ceuta en bandeja.