Abderrahim Ben Zakour es un ejemplo de superación. Como él, también sus compañeros del PROI, capaces de darnos un ejemplo de los resultados de la lucha diaria, del afán por crecer, del trabajo. Abderrahim plasma su luz en los cuadros, como su padre lo hace en sus fotografías, las que a diario publica en El Faro.
Abderrahim, como Erhimo, Ismail, Dina, Agustín o Fatima Sohora son los espejos en los que debiéramos vernos a diario, para comprobar que en la vida no hay más limitaciones que las que uno se impone, no hay más trabas que las que uno se coloca, no hay más bloqueo que el que causa el encierro permanente de los que creen que no tienen espacio en la sociedad.
El PROI ha hecho posible que estos chicos y chicas disfruten, convivan, crezcan como personas y lo hagan gracias al trabajo que ellos se ven capaces de desarrollar. Si quieren saber de lo que son capaces, ustedes también tendrán que hacer un esfuerzo particular: acudir a la Biblioteca para ver la muestra pictórica, un paso necesario para entender a estas personas.
Es mucho lo que ha luchado el PROI por ganarse un hueco, por contar con el apoyo necesario en una sociedad que parecía le estaba dando la espalda, que parecía ser incapaz de buscar una salida a lo que, desde cualquier punto de vista, es un proyecto clave y necesario para muchas familias. Y es aquí en donde entra esa parcela egoísta que todos tenemos y que nos resulta imposible tumbar salvo cuando estas situaciones nos tocan de cerca, tan de cerca que entonces lanzamos esos gritos de socorro reclamando la ayuda que durante muchísimos años fuimos capaces de ignorar.
Cada pincelada de Abderrahim, Agustín o Dina es un paso adelante, un paso importante para ir superando obstáculos, dejar atrás trabas, vencer barreras, encontrar el hueco que esta sociedad tiene la obligación de reservarles si es que somos capaces de creer y entender eso que cuentan de la igualdad de los derechos.
La fuerza de estos grandes artistas la vemos en sus cuadros, pero también en sus sonrisas, en su afán de superación, en esa fotografía que hoy ilustra, en la contraportada, el reportaje de Olav Orts. Esos rostros, esas miradas, esas expresiones capaces de vencer todo, capaces de convertirles en números 1. Porque lo son. ¿Acaso lo dudan? Nos están dando una lección de vida.