La economía, la unidad nacional, la seguridad frente al terrorismo internacional, y una reforma ética política que se retrasa demasiado, hacen que estas próximas elecciones sean de crucial importancia para los intereses de España.
Sería sectario si anunciase que el PP lo ha hecho todo bien, tan sectario como decir que son unos malditos que no han dado pie con bola en cuatro años. Pero no podemos esperar gobiernos impolutos con acciones perfectas, se trata de realizar políticas reales, resolutivas, capaces de resolver problemas, de no crear otros nuevos y de prever futuros desafíos.
Ni el Presidente, ni la mayoría de los ministros han estado a la altura de las circunstancias, pero es que no logro imaginarme a nadie del panorama político haciendo un mejor papel en este drama de los tiempos que nos ha tocado vivir. Por supuesto que las políticas populares son bastante mejorables, y qué decir del comportamiento incívico de cargos y representantes públicos. La cuestión no radica en utilizar el dedo acusador para dirimir los próximos cuatro años, sino el juicio, la sensatez y la razón para elegir quién gobernará este país, en esta situación durante los próximos 1.460 largos días.
Lo que nos vamos a jugar en 20 días no es la voz que suene en el Congreso, sino el voto que nombrará al Presidente de España y su Consejo de Ministros. No tome decisiones enfadado ni haga promesas cuando esté contento. Esta popular frase de origen incierto, puede ser un buen consejo para estos días que faltan hasta las elecciones. No hace falta ser un experto en temas electorales para conocer que el principal voto que va a moverse en estos días es el voto de castigo, de la indecisión en el castigo. Porque lo que realmente barajan los indecisos es como castigar al PP, fundamentalmente, o al PSOE en menor cuantía, esperando un posible pacto con un aleatorio “Ciudadanos” que acabe solucionando todo.
No hay que perder de vista a que si lo que el votante pretende es castigar a los populares con la esperanza de que vuelvan a resurgir de sus llamas, lo único que conseguirá es echar más gasolina al fuego. Las cifras también barajan la creación de un nuevo frentepopulismo en el que los radicales parecen tener la voz dominante, y ya hemos visto que el PSOE no está dispuesto a enmendar las barbaridades que estos comenten.
Muy flaca y selectiva tiene que ser la memoria para olvidar cómo estaba el país hace cuatro años y como está ahora: hemos pasado del rescate a una prima de riesgo relativamente aceptable, de la destrucción de empleo a la creación, del Congreso aprobando “cualquier cosa” que viniese del Parlamento Catalán a un Estado de Derecho haciéndose valer ante los secesionistas…
Hay gente que no está muy segura sobre a quién votar, pero de lo que estoy seguro es que muchos de ellos van a estar arrepintiéndose cuatro años si lo que hacen con su voto es castigar al PP. Hasta ahora, usted decide, luego, ya veremos.