Llevan meses hablando sobre la entrega de las viviendas de Protección Oficial a los adjudicatarios, aunque la cosa parece que va para largo. El fin de estas viviendas es favorecer que los ciudadanos con rentas bajas puedan adquirir en propiedad o en régimen de alquiler casas dignas a unos precios asequibles.
Esta premisa deja en pelotas, permítanme la expresión, a los que toman como propia la tan repetida frase “siempre se la dan a los mismos”, porque siempre se la deben dar a los que menos tienen, porque son las personas que cumplen los requisitos legales para su adjudicación. El requisito no es ser musulmán, cristiano, evangelista o ateo, el requisito es no ser del taco, como dicen los Morancos de Triana.
El adjudicatario adquiere una vivienda a un precio más bajo de los de mercado, porque están subvencionadas por el Estado, es decir, todos los españoles aportamos para que nuestros compatriotas puedan tener una vivienda digna, que por otro lado, es un derecho recogido en nuestra Constitución. El adjudicatario adquiere una serie de obligaciones. Primero, debe ser el domicilio habitual del comprador. Segundo, si decide venderla, el precio está fijado por la administración, quien además puede poseer derecho preferente de compra.
De estas obligaciones, todo no van a ser derechos, voy hablar en este artículo “Debe ser domicilio habitual y si decide venderla el precio debe ser el fijado por la administración, que tendrá derecho preferente de compra”. En esta bendita tierra estas premisas lamentablemente son incumplidas con mucha frecuencia y alguna responsabilidad tendrán los que tienen la obligación de vigilar que los requisitos de adjudicación se cumplan.
Para hablar de un caso práctico o mejor dicho de un hecho real, puedo contar sin miedo a equivocarme que existen viviendas de protección oficial en las que su adjudicatario abona a la administración 190 euros y la “realquila” por 600 euros a una familia necesitada de alojamiento. Se puede decir, que entre todos, me refiero a todos los que pagamos impuestos, le entregamos una vivienda a un ciudadano y este la alquila por 600 euros. Entonces, si las cuentan no fallan, los contribuyentes le regalamos 410 euros al mes y dentro de unos años tendrá una vivienda pagada a coste CERO ‘0’, porque los 190 que ingresa al Estado salen del alquiler de la misma.
Pero como siempre, la realidad puede superar la ficción, porque si esto ocurre entre dos particulares sin que tenga conocimiento la administración podríamos hablar, como se dice vulgarmente, de un “abuso de tapaíllo”, pero mi pregunta es ¿Qué sería SI estos contratos pasaran por una entidad pública? o mejor la pregunta PUEDE SER ¿Son legales este tipo de contratos?
Las respuestas no las puede dar el que escribe, pero seguro que los lectores estarán interesados en conocerla. Pero sin profundizar mucho en la legalidad o no de estos contratos pienso que realquilar viviendas cuyo requisito principal es ser domicilio habitual del adjudicatario, no es de sentido común y algo falla si estos casos se dan con la frecuencia que se presume.
Quiero terminar con una anécdota curiosa que me dio la idea para denunciar este tipo de abusos con el dinero y el esfuerzo de todos los españoles. Una anécdota de que solo se puede dar en una tierra con arte, acogedora, con gente con cara y, por supuesto, muy marinera, me refiero a Ceuta. Estoy comprando en la plaza de Hadú y llegan al puesto una madre y su hija, comenzando una conversación con otras señoras. A tu hija le han dado el piso, responde, todavía no se sabe, pero ya se lo he dicho, si le dan la casa, la coge y la alquila que está muy lejos, ella en mi casa está muy bien y me hace compañía.
Lo lamentable es que estos chanchullos son de dominio público en la Perla del Mediterráneo y nada o muy poco se hace para acabar con el chollo de estos caras duras. Hace unas semanas me decía un amigo, eso que contabas en El Faro lo sabe todo el mundo en Ceuta. Le respondí, claro que lo sabe todo el mundo, no creas que me la voy dando de inteligente o sabiondo. Él me respondió, no todo lo contrario, si lo que pienso es que eres tonto por decirlo, lo inteligente es callarse y no meterse en líos. Quizás lleve razón mi amigo, soy poco inteligente y lo mejor sea callarse, pero si todos adoptamos esta actitud en CEUTA NO PROGRESAREMOS ADECUADAMENTE y en la nota final nos pondrán suspenso.
Es verdad que soy poco ocurrente e inteligente porque en esta colaboración, ni el título es ocurrencia mía. Me refiero a eso de ‘Dame una casa que la quiero alquilar’.¡Así somos en la Perla del Mediterráneo!