Anoche, como aperitivo de la cena, recibíamos la noticia de que el Rey había comunicado al Presidente del Congreso el ofrecimiento a Pedro Sánchez para formar Gobierno, después de una segunda semana de consultas con los líderes de los partidos que obtuvieron representación parlamentaria –y no renunciaron de nuevo a verse con Don Felipe VI- en las elecciones generales del pasado 20 de Diciembre.
No me voy a extender mucho en esto, pero sí quiero dejar un comentario en relación con la aparente 'felicidad' que reflejaba el semblante del Sr. Pachi López –hasta ahora Pachi Nadie- al comunicar la decisión del Monarca y que, por esa "grandeza" más que dudosa del juego democrático, ha pasado de la nada más absoluta –nada era ya en Vascongadas- a la tercera dignidad del Estado. Felicidad sólo superada por la que transmitía el "nominado" a "presidente por un día". El señor López ha comparecido ante los medios diciendo: "Era lo lógico". Pues mire, no señor López, no era lo lógico. Podía ser, como ha sido, pero desde mi punto de vista no era lo lógico si Don Felipe hubiera hecho gala del verdadero sentido de Estado que su alta magistratura hacía esperar. Al menos, la que yo esperaba –y creo que muchos más-.
Por cierto ¿no había un 'acuerdo' –o eso se vendió- para que no ocupase el mismo partido la Presidencia del Congreso y del Gobierno? ¿Le volvieron a 'bailar el agua' -por no decir a tomar el pelo- al Partido Popular, otra vez? ¿Cedió la Presidencia del Congreso a cambio de...NADA? Con este partido de genios, casi TODO es posible. Pero vamos con lo que nos ocupa ahora: la imposible investidura del aspirante a TODO siendo poco menos que NADA.
En su comparecencia previa, tras verse por segunda vez con el Rey, Mariano Rajoy ha manifestado que le había vuelto a decir a Su Majestad que no contaba con la mayoría suficiente para intentar formar Gobierno pero que no renunciaba a optar a la Presidencia del Gobierno si en posteriores conversaciones podía obtener esa mayoría y comentaba que le había transmitido a Don Felipe las tres posibilidades que él interpretaba que podían darse:
-Un gran pacto de Partido Popular, PSOE y Ciudadanos -253 diputados- para conformar una mayoría holgada que abordara las reformas urgentes –Constitución incluida- que los ciudadanos parecen transmitir en su votación.
-Un bloque de Partido Socialista con Podemos e Izquierda Unida más la suma de algunos partidos nacionalistas. Opción de 'progreso' la llaman ellos.
-La convocatoria de unas nuevas elecciones generales.
Ante estas tres posibilidades, en mi opinión, creo que un verdadero hombre de Estado debería haber optado por la primera o por la tercera –quizás sólo por la tercera-, teniendo en cuenta que la segunda –a la que la designación real da opciones, para empezar, parece inviable después de lo que hemos escuchado estos días al líder de Podemos con sus exigencias y al de Ciudadanos, que ha negado una y otra vez su apoyo a un posible gobierno en el que estuviera Podemos y si se consiguiera nos llevaría a una auténtica 'olla de grillos' en un hipotético gobierno –éste con minúscula, obviamente- a lo que después volveremos.
Así pues, parece que la Aritmética del Congreso se complica y lo más probable es que ni por mayoría absoluta –impensable hoy- ni siquiera por mayoría simple en segunda votación, el avocálico aspirante Pedro Sánchez conseguiría su obsesiva ensoñación de sentarse en la Moncloa. Para esta mayoría simple el PSOE necesitaría el apoyo de Podemos –que los barones del PSOE dijeron repetidamente la última semana que no lo permitirían- más IU y algunos de los nacionalistas, posiblemente ERC y CDC –ahora DiL- en pago de los dos escaños cedidos -"por cortesía parlamentaria" dice el PSOE- en el Senado, aunque yo creo que ha sido en previsión de posible necesidad de apoyo. Eso, siempre que no se opusieran PP, Ciudadanos y algunos otros pequeños partidos, PNV incluido, que ya ha dejado constancia de su exigencia de autodeterminación y cesión de la competencia en régimen penitenciario –etarras a la calle, vamos-, algo también "descartado" por los barones y vieja guardia del PSOE –claro que fiarse de los socialistas puede ser pecar de inocentes, si tenemos en cuenta la historia reciente de los socialistas y no digamos la pasada-. Podría intentarlo con Ciudadanos, pero entonces los nacionalistas y extrema izquierda votarían en contra –han dicho-, lo mismo que, presumiblemente, el PP –con este partido nunca se sabe- y, si es así, tampoco da la suma.
Dicho todo lo anterior, queda analizar la postura del PP. En mi opinión, lo ocurrido –nueva renuncia sin renunciar de Rajoy y aceptación "sacrificada" de Sánchez, podía ser la "jugada perfecta" que quería el Presidente en funciones para que Sánchez se queme en el debate de investidura al no poder formar gobierno y el clon de ZP –parece que cegado por su ambición y odio a la derecha- ha caído en el gambito de Rey. Esperemos que le salga bien a Rajoy, por eso de lo menos malo a que nos tiene acostumbrados este PP, que tampoco está muy claro.
Como decía antes, un gobierno PSOE-Podemos parece imposible porque, aparte de la negativa de los barones del propio PSOE –empezando por el mayor caladero de votos de este partido, que es Andalucía- y su 'vieja guardia', harían falta otros apoyos que, en su mayoría ya se han manifestado en contra de votar SÍ a un gobierno del que formara parte el partido bolivariano de Iglesias, 'conditio sine qua non' que, hasta el momento, éste exigiría, y del que pediría la Vicepresidencia y algunas carteras principales, junto con la dirección de RTVE. Casi nada.
Pero, incluso en el hipotético caso de que después de todas las cesiones habidas y por haber por parte de Pedro Sánchez –cosa nada descartable en este individuo mediocre y mezquino, si le fuera necesario-, éste consiguiera formar gobierno, tendríamos, a mi juicio, un grupo del todo ingobernable, teniendo en cuenta las diferencias de sus componentes –algo parecido a lo que ya sucedió con el heptapartito de Baleares de hace tres legislaturas, cuando se unieron la ultraderecha de UM (hoy todos en la cárcel) con la izquierda, nacionalistas, ecologistas, etc., que sólo sirvió para hundir al archipiélago-. Y vamos más lejos, si este "gobierno imposible" consiguiera ponerse de acuerdo para presentar alguna propuesta legislativa en el Congreso, ésta tendría muy difícil salida con el voto en contra de PP, C's y otros previsibles, y, para completar el desaguisado, en el hipotético caso de que saliera airosa en la Cámara Baja tal propuesta de Ley, a buen seguro se estrellaría con la mayoría absoluta del PP en el Senado –miren por dónde, serviría de algo la Cámara Alta-. Es decir, unos meses ¿cuántos? de ingobernabilidad y un Sánchez 'muerto de ambición' a cambio de ser "presidente -con fórceps- por un día", y abocados sin remisión a unas nuevas elecciones que, en este caso, muy probablemente, se dilucidarían entre PP y Podemos, porque los grandes damnificados serían, mal que les pese, Ciudadanos y el propio PSOE. Situación de alto riesgo.
En fin, un escenario el de los próximos meses pésimo para España porque, en el menos malo de los casos desde mi punto de vista, nueva investidura pactada para un Gobierno de transición del PP o nuevas elecciones y mayoría suficiente de ese partido o una alternativa –poco probable- de la derecha –que no existe por el momento-, supone la parálisis por varios meses –de cuatro a nueve, si todo va medio bien- y el riesgo de que la Economía pierda los senderos de recuperación que se empezaban a vislumbrar en el último año.
Pues bien, todo esto se lo debemos, principalmente, a la poca cabeza de un líder presa de su ambición y odio desmedidos, que han primado sobre un mínimo sentido de Estado y un atisbo de generosidad para lo que el resultado electoral exigía, el acuerdo de los dos grandes partidos con el apoyo de Ciudadanos para hacer las reformas que España necesita con urgencia. Pero parece que el mediocre con pretensiones de Ferraz va a lo suyo, por encima de los intereses generales de nuestro país.
Claro, que también tiene una buena parte de culpa la falta de iniciativas del Gobierno saliente, que no respondió al mandato que le dimos en 2011 los que le otorgamos una mayoría absoluta irrepetible, pero de eso ya hemos dejado constancia en un buen número de artículos y comentarios anteriores y ahora toca comentar la irreversible situación actual.
Mi propuesta ahora, un Gobierno de transición de los tres partidos citados, previo descabezamiento de los dos líderes de PP y PSOE –y sus equipos directos, claro-, que han demostrado que sus intereses personales y/o de partido están por encima de los intereses generales del Estado. A ver quién le pone el cascabel al gato, Su Majestad.
Que Dios reparta suertes, porque si nos deja solos ya sabemos hacia dónde vamos.