Soy de los convencidos de la teoría que Ceuta necesita estar siempre cerca de la Administración General del Estado, gobierne el partido que gobierne, porque nuestras propias circunstancias, las cuales son perfectamente conocidas, no nos hacen ser autosuficientes por muchas razones.
Entre ellas, desde luego, la reducida superficie, la densidad de población, la escasez de materia prima, la falta de suelo, eco….La enumeración de muchos de estos condicionantes, a quienes estén leyendo esta columna, le habrá recordado a la retahíla que siempre utiliza el presidente Vivas cuando debe explicar determinadas peticiones de Ceuta, pero es verdad. En ocasiones, pecará de reiterativo a la hora de centrar la situación, pero es lógico que cuando se sienta en un despacho en Madrid con un alto cargo, no tiene más remedio, salvo excepciones muy determinadas, que ponerle al día de lo que realmente es Ceuta y sus handicaps, porque muchos de ellos, aunque puedan demostrar una voluntad política encomiable, no tienen ni idea de cual es nuestra realidad.
Porque a Vivas se le podrán discutir muchas cosas y seguro que si hacemos una relación la llenaríamos de errores, pero en este aspecto concreto, su fórmula, que nunca ha variado, gobierne quien gobierno, ha logrado multitud de beneficios para Ceuta. Y siempre ha sido partidario de la lealtad institucional, que si no puede fallar nunca es en Ceuta. Además, ha situado, sin dudarlo, a Ceuta por encima incluso de los intereses de su partido. Y buena prueba de ello fue cuando votó a favor del actual sistema de financiación autonómica, cuando todos los gobiernos del Partido Popular se abstuvieron, incluido Melilla. Y todo fue porque ello suponía un incremento de millones de euros para Ceuta. Le costó más de un disgusto en su partido, que todavía en algunos lugares se lo recuerdan de vez en cuando.
Ceuta está obligada a entender con Madrid, al igual que aquella famosa frase que manifestaba que España y Marruecos están condenados a entenderse. Lo mismo nos sucede a nosotros con la Administración General del Estado, porque pensar para esta tierra otras posibilidades de financiación que suplan a las que el Estado, hoy por hoy aporta, hablamos de cien millones dentro de los Presupuestos de la Ciudad Autónoma, es una quimera o una locura.