Si uno escucha al líder de Podemos, Pablo Iglesias, no se sabe si la vara de medir es la misma para todos. Porque ahora nos encontramos con que Arnaldo Otegui es un preso político en un Estado democrático, mientras que el opositor venezolano, Leopoldo López, debe ser más que un villano en un Estado dictatorial.
Una persona que aspira, de momento, a ser vicepresidente del Gobierno español, no puede considerar a Arnaldo Otegui como un preso político, ya que los seis años que el antiguo líder de Batasuna ha pasado en la cárcel ha sido, simple y llanamente, por intentar reconstruir un partido que estaba fuera de la ley. No es una persecución política, ya que una de las claves en la victoria del Estado de Derecho sobre el terrorismo de ETA se produjo a partir de que todas las formaciones democráticas entendieron que no solamente se podía actuar contra quienes empuñaban las armas, sino también contra los ideólogos, contra la lucha callejera, contra quienes ofrecían la cara política, en definitiva, contra todo el aparato que tenía en la banda terrorista su corazón y cerebro. Que Iglesias le califique como preso político es una aberración y, en definitiva, una bofetada sin mano hacia los cientos de víctimas de personajes como Otegui, que aunque no empuñaron un arma, justificaban su utilización. Jamás se ha arrepentido de ello. No se le condenó por querer la independencia de Euskadi, sino porque apoyar la violencia para llegar a ese fin independentista.
Sin embargo, para el Pablo Iglesias de Podemos, Leopoldo López no merece la misma consideración que el vaso Arnaldo Otegui, que lleva ya dos años en la cárcel de una dictadura, disfrazada con barniz democrático, como la que preside Nicolás Maduro. Por supuesto, hay un Parlamento donde la oposición es hoy por hoy mayoría, pero donde intentan por activa y por pasiva multitud de triquiñuelas para que la voluntad del pueblo no quede reflejada. López sí es un preso político, porque las acusaciones que pesan sobre él, al final nada más que se resumen en un pensamiento diferente, algo muy peligroso para un dictador como Maduro.
Tiene mucho peligro en política utilizar varas de medir distintas, según el aire sople de Levante o nos sople de Poniente, como más nos convenga. Iglesias tiene suficiente inteligencia para saber lo que está haciendo y cuando habla lo dice convencido, lo que sucede, es que ese pensamiento no es para un país democrático.