Me lo dijo durante la entrevista que se le hizo en el Hotel Tryp la misma noche en que llegó y después lo volvió a repetir en el discurso que realizó ante la Junta Directiva Regional del Partido Popular en la sede de Ainara.
Estoy hablando de esa sensación que tiene Pablo Casado de que después de Semana Santa se podrá iniciar un período de negociación con las distintas fuerzas políticas constitucionalistas para que se forme un Gobierno de coalición que permita a Mariano Rajoy convertirse en presidente del Gobierno.
Por supuesto, guste o no guste a muchos, Rajoy es el vencedor de las elecciones generales con más de siete millones de votos y con una diferencia de escaños de más de treinta en relación con la segunda fuerza política. Tiene razón Casado cuando menciona que los españoles no votaron cambio, sino votaron, en todo caso, que los partidos políticos estaban obligados a entenderse y ahí sí que no se está cumpliendo con la voluntad de los ciudadanos.
Estoy convencido de que estamos abocados a unas nuevas elecciones el veintiséis de junio y que todos los postreros intentos que estamos viendo y que veremos hasta el próximo dos de mayo nada más que significan una pose de cara a los electores, cuando resulta que los estados mayores de todas las formaciones política preparan ya las elecciones anticipadas. Aquí se está en precampaña electoral y no en pactos poselectorales. Es la gran diferencia. Aquí cada uno marca al contrario con la intención que no le gane terreno.
Sin embargo, nos estamos encontrando con la sorpresa de que las encuestas apuntan a que en las elecciones del veintiséis de junio no cambiarán mucho el panorama político. Se repite la creencia del veinte de diciembre, donde se daba por seguro que la suma del Partido Popular con Ciudadanos daría una mayoría absoluta suficiente para que Rajoy fuera investido presidente. Ahora se está con la misma cantinela, pero luego, los electores dan muchas sorpresas.
Por supuesto, si ahora no se ponen las pilas hasta el dos de mayo no habrán cumplido con el mandato, pero repito que los intereses particulares están por encima de los intereses generales de la Nación. Luego pueden venir las sorpresas que a más de uno le pueden llevar a llevarse las manos a la cabeza.
Habrá que esperar hasta después de Semana Santa para ver si se cumple o no el sentimiento que tenía el vicesecretario de Comunicación del Partido Popular.