Hay personas que son malas. No tiene explicación. Son así, tampoco piensan en cambiar. Hacen daño a los demás por sistema, también se lo hacen a los animales. No paramos de publicar casos en los que la crueldad hacia perros y gatos va en aumento.
Hemos denunciado cómo se han grabado vídeos quemando gatos, cómo les han colocado petardos y les han causado miedo para que huyan y terminen muriendo o cómo han robado crías para luego ahogarlas en el mar.¿Por qué lo hacen? No encuentro respuesta, pero cada vez son más los que disfrutan con este tipo de acciones. Afortunadamente cada vez son más, también, las personas que se atreven a denunciarlo.
Hoy, les contamos la historia de Lola. Una perra a la que se le busca hogar después de haber sido rescatada de una muerte segura. Fue encontrada en la playa de la Almadraba enterrada viva. Sacó su pata como pudo y eso fue lo que le salvó la vida. Otros miembros de la camada no pudieron contarlo. Se les enterró vivos y nunca aparecieron. Semejante salvajada la llevaron a cabo unos niños. Hay otras que las cometen adultos. Es el mal por el mal, es la crueldad por diversión, es el odio por sistema. Ahora Lola busca un hogar después de haber permanecido varios meses en una casa de acogida. A buen seguro que lo encontrará. Más difícil será lograr que esta sociedad cambie, que recuperemos el rumbo perdido, que se extienda el respeto, que no se cometan acciones como las que estamos viendo. Por cierto, cada vez son peores y en esta ciudad en la que hemos llegado a aprobar un Reglamento contra el maltrato animal en Pleno, nada se hace porque esto cambie. Siempre son las mismas personas las que pelean, denuncian y trabajan por erradicar estas prácticas. El resto calla. Los poderes públicos consideran que con haber levantado la mano tienen la conciencia tranquila. Miran hacia otro lado ante asuntos de este tipo, dejando la capacidad de reacción a un grupo de personas que entrega su vida a los animales y a las que encima menosprecian.
Lo que le hicieron a Lola no puede ser entendido como una chiquillada. Es el reflejo de una pura maldad, aunque su autor sea un niño. No, no me vale. Muchos hemos sido críos y no se nos ha ocurrido hacer este tipo de cosas. Actos así tienen que tener castigo y deben provocar un rechazo social absoluto.