Un 55% de los delegados del Congreso de la Unión General de Trabajadores apoyaron a Juan Carlos Pérez para ser el nuevo secretario general de la formación.
Un 45% de los delegados decidieron votar en blanco. Vamos, más o menos un choque de trenes entre las dos grandes federaciones de la UGT de nuestra ciudad, la de Servicios Públicos y la de Educación. A buen seguro que, al final, los delegados afines a Paco Lobato decidieron la abstención, a los que sumaron cinco más, pues ellos eran un total de veintidós. No es bueno para la Unión General de Trabajadores de nuestra ciudad un enfrentamiento tan claro entre dos de los bastiones de su labor sindical y más cuando está a la vuelta de la esquina, dentro de las nuevas directrices emanadas del Congreso Confederal, que tanto la Federación de Servicios Públicos como la Federación de Trabajadores de la Enseñanza se tendrán que fusionar.
Juan Carlos Pérez, de todas maneras, a pesar de los resultados es el nuevo secretario general con todas las consecuencias y aunque a algunos no les guste.
De su mano izquierda dependerá ahora, sin ningún género de dudas, que la salud de la UGT ceutí, que ya no está en la UVI, tal y como se la encontró en su momento Antonio Gil, no vuelva a las andadas, porque muchos ejemplos en la historia de este sindicato se podrían narrar y contar desde el año 1977 y 1978.
Lo que si debe tener claro el nuevo máximo responsable de la organización es la necesidad de tender puentes, no de mantener una uniformidad de pensamiento y de acción, porque al final las discrepancias son buenas, pero no las guerras internas. No lo va a tener fácil, pero en su haber hay que resaltar que tiene muchos años de labor sindical a sus espaldas y experiencia es lo que le sobra.
Al final, de manera ineludible, cada "maestrillo tiene su librillo" y "se hace camino al andar", por lo tanto, la labor de Juan Carlos Pérez al frente de los destinos del sindicato necesita de un tiempo para analizarse con tranquilidad. Hay que darle tiempo al tiempo.