Recuerdo las ediciones de 'La Voz del Faro' hace ya varios años, cuando me tocaba pelearme con Carmen Echarri, porque creía en lo que el equipo de gobierno estaba manifestando de la necesidad de un traslado urgente del mercado central de abastos, porque los técnicos habían detectado graves desperfectos que podían provocar una situación nada agradable.
Hubo mucha polémica con esta medida, pero entendía que llevar el mercado al edificio que aún está vacío en el complejo cultural de La Manzana del Revellín no debía romper para nada la configuración que se había previsto desde un principio. Ya que así se hacía un proyecto de un mercado moderno, al igual de los que existen en muchos lugares de la Península, y hasta podía ser la solución que hoy se quiere adoptar para una plaza como la Nelson Mandela que más bien parece un páramo desierto. Hubo muchos oyentes que llamaban para quejarse por la defensa que hacía del equipo de gobierno. Luego, al final, se montó aquella plataforma ciudadana que se dedicó a recoger firmas en contra y por parte del Gobierno de Juan Vivas se dio marcha atrás, nuevamente con informes técnicos que avalaban la decisión y apuntaron al futuro señalando la Plaza Vieja.
Ahora vivimos otra historia y es que la Plaza Vieja también terminará durmiendo el sueño de los justos y se ha decidido reformar el actual, cuya último lavado de cara integral vino hace más de veinticinco años.
Y en estos momentos, la verdad es que me siento engañado, porque entonces me contaron que el traslado se debía a que el actual se encontraba en muy mal estado y no había manera de reformarlo, era imposible. Y ayer, el consejero de Fomento, Néstor García León, cuando le preguntaron por esos informes de aquella época, dijo que los técnicos de Fomento, de los que nadie duda de su profesionalidad, han informado de que la reforma es posible.
Por tanto, la pregunta que me hago es: ¿Cuándo se dijo la verdad? ¿Hace unos años o ahora?