A pesar de las numerosas objeciones que desde que se publicó la LOMCE, los diferentes agentes educativos hemos venido haciendo en relación a las pruebas de evaluación final de Primaria, el Ministerio ya ha hecho públicas las fechas en las que se llevarán a cabo; las de 3º serán el 10 de mayo y la de 6º los días 11 y 12 de mayo. El RD que regula las características generales de estas pruebas (RD 1058/2015) de 20 de noviembre, aún debe ser concretado en una orden de la que, hoy por hoy, sólo existe un proyecto de la misma y en el cual se debe regular la realización de la evaluación en el ámbito de gestión del Ministerio, Ceuta y Melilla y centros españoles en el Exterior. Muchas son las CCAA (las no gobernadas por el PP) que se niegan a realizar estas pruebas o que quieren realizar cambios. En nuestro caso, Ceuta (al igual que Melilla), al ser una ciudad sin transferencias educativas, nos dependemos del MECyD y no cabe otra posibilidad que la denuncia y el pataleo.
STE-Ceuta quiere argumentar los por qués, al igual que colectivos docentes y de padres y madres, para oponernos a la realización de estas pruebas de evaluación:
-Con estas pruebas se someterá a niños y niñas de apenas 12 años a una situación de estrés injusta e inútil desde la perspectiva pedagógica.
-Consideramos que las reválidas son un mecanismo ineficaz que poco o nada tienen que ver con la calidad educativa y que en nada refuerzan la igualdad de oportunidades.
-Están realizadas por profesorado ajeno al alumnado y centradas en competencias instrumentales dejando a un lado la formación global de la persona, la diversidad, la creatividad y sin respetar los procesos de maduración individuales.
-Aunque el Ministerio de Educación subraya que no se trata de establecer ránkings entre centros y que los informes no se harán públicos, y dado que esta circunstancia no está recogida en ningún documento, no hay garantía de que esto llegue a suceder.
-Este tipo de pruebas conlleva un desprecio hacia la profesionalidad del profesorado, y con ello de los centros, ya que se minusvalora la formación y capacidad para evaluar al alumnado y detectar sus problemas y cómo abordarlos.
-Suponen una duplicidad de funciones, muchas de ellas meramente burocráticas por parte de los tutores, con elevado número de alumnos y con el incremento de labores que, en muchos casos son más administrativas que pedagógicas y sin un valor real en los resultados.
En Resolución de 30 de marzo de 2016, se han publicado los cuestionarios que se deberán aplicar en la evaluación final de Primaria dirigidos a: los alumnos, padres y madres y dirección del centro docente. Entre algunas de las preguntas que han de responder el alumnado figura: “¿Los profesores de mi colegio son justos conmigo?”, “¿Se les da bien explicar?”, “¿Escuchan lo que tengo que decir?”, “¿Sé lo que esperan que haga?”, “¿Responden a mis preguntas con claridad?”... una serie de preguntas dirigidas a evaluar a los profesores desde la perspectiva de alumnos que no han alcanzado la madurez suficiente para responder a este tipo de cuestiones (quizá ni la propia reflexión al respecto) y, muy difícilmente, sin que puedan estar influidas por otros actores subjetivos.