Quizás los lectores más jóvenes no sepan de qué pueda ir este artículo a partir del título porque ese apelativo no les diga nada o puede que piensen que va por otro lado mi añadido al "avocálico" clon de Zapatero, ese que ha superado de largo a su 'maestro' en un tiempo récord.
Los más veteranos, sin embargo, posiblemente habrán recordado a aquel novillero de los años sesenta –Blas Romero, era su nombre y extremeño de origen, por más señas- que respondía precisamente a ese apodo artístico, 'El Platanito', aspirante entonces a figura del toreo, que se pasó mucho tiempo pidiendo 'una oportunidad' y que incluso llenaba las plazas en su etapa de novillero -que lo fue y no recuerdo si incluso llegó a tomar la alternativa, puede que sí- con aquellas bufonadas 'cómico-taurinas' –"platanadas", se les llamaba-, más dignas del "Bombero torero" –otro 'clásico' de la época- que del Arte de Cúchares, al que se le atribuye el inicio del toreo moderno. En este enlace puede leerse algo de su azarosa vida http://elpais.com/diario/1985/02/01/ultima/476060405_850215.html, de cuando El País era, todavía, un periódico, y no el "Heraldo del PSOE" que, por esa época, ya apuntaba.
Pues bien, cuando el pasado sábado escuchaba las noticias sobre la intervención de Pedro Sánchez en el Comité Federal del Partido Socialista, pidiendo a los suyos, una vez más, "unidad y confianza" y afirmando con enorme contundencia –no tanta seguridad, pienso- que quería "repetir como candidato a la Presidencia del Gobierno", no pude por menos que acordarme de aquella 'figura histórica' de los ruedos y lo interpreté como que estaba pidiendo otra 'oportunidad' de seguir al frente de ese intento desesperado de conseguir un sueño imposible. Aquél 'Platanito' de los sesenta no llegó a nada el pobre y se quedó en vendedor de lotería –digno oficio, pero muy lejos de su sueño de haber sido figura del toreo-, veremos este nuevo 'espontáneo' de la política a dónde va después del 26 de Junio.
Parece mentira que un personaje como Pedro Sánchez, que en un país medianamente serio nunca hubiera llegado al primer plano de la política, desde la nada personal y laboral, y después del doble ridículo de los últimos cuatro meses, culminando una corta pero intensa 'carrera de despropósitos, todavía siga "aferrándose" al cargo –nunca mejor dicho, estando en Ferraz- y pidiendo una nueva 'oportunidad' a sus conmilitones, la mayoría del mismo 'mérito' que él para estar en ese 'cenáculo'.
Recordemos, sin ánimo de ser exhaustivo, entre otras gloriosas intervenciones recientes de Pedro Sánchez la declaración de "singularidad de Cataluña", que hizo en su encuentro con el 'patriota' Arturo Mas o cuando declaró que se "volvía a abrir el diálogo entre Cataluña y el Gobierno" tras su visita al hoy ocupante del Palacio de la Generalidad, el inconmensurable Puigdemont, alias 'Tocomocho', cuando iba por la geografía española en su campaña de presidenciable para ver de dónde sacaba apoyos para su ambicioso e irrealizable despropósito. Sin olvidar aquella visita a Portugal –España se le quedaba pequeña- tratando de copiar su anhelado pacto de izquierdas.
Sin embargo, después de año y medio 'superándose', y de haber hecho 'buenos' el pasado 20-D los resultados de su antecesor Rubalcaba, que completó la ingente tarea del 'filósofo' Zapatero –"la Tierra no es de nadie, sino del viento"- de acabar con el PSOE, dejándolo en aquellos exiguos ciento diez diputados, -tras lo que presentó su dimisión, como no podía ser de otra manera-, llega este personaje clónico, como decía, del contador de nubes -que se coló de rondón en la Secretaría General y antes en el Ayuntamiento y en el Congreso- y consigue la 'plusmarca' de noventa escaños, resultado que, lejos de indicarle el camino a seguir –el de su casa- que le marcó el Alquimista del socialismo moderno, don Alfredo, lo lleva a encastillarse para presentarse como el gran héroe salvador de España, eso sí, pactando lo que sea y con quién sea, como ha demostrado durante este tiempo.
Y todo ello, en un peregrinar, primero de tres meses, que lo llevó, desde el NO repetido a tan siquiera hablar con el partido que –mal que le pese- había ganado las elecciones, a mendigar el pacto de izquierda 'progresista' con Podemos que, a las primeras de cambio, le da hecho un 'gobierno de progreso', como favor, para, después, precipitadamente y con tal de intentar llegar a la Moncloa, 'sorprendernos' con un acuerdo de doscientos puntos con la izquierda moderada representada por Ciudadanos –otros que no saben donde están ni cómo situarse-, para acabar haciendo el ridículo en las dos votaciones de investidura –insultos aparte- demostrando lo que todo el mundo sabía desde que se presentó ampulosamente ante la prensa como 'sacrificado hombre de Estado' tras "aceptar" la propuesta del Rey para formar Gobierno, que no podría cumplirlo, salvo firmando su desaparición, cada día más cercana, por cierto, si no la de su partido. Propuesta, la de Su Majestad, que todo el mundo sabe, respondía al ofrecimiento –¿engaño?- que él mismo le hiciera.
Y como todavía no habían acabado ahí sus ansias gubernativas nos "regala" un mes más de pérdida de tiempo –y gasto innecesario- en un último intento, sobre la campana de la fecha límite para ir abocados a unos nuevos comicios, y el lunes de la pasada semana, ese portavoz digno de tal jefe, el tal Antonio Hernando, que también servía disciplinadamente a los antecesores del clónico Sánchez, que con tal de estar ahí vale tanto para un roto –en lo que va a quedar el PSOE- como para un descosido –buen sastre va a hacer falta en Ferraz cuando se vayan estos mediocres-, da una muestra más de arrastramiento sin condiciones y, con la misma ampulosidad, característica del ignorante ambicioso, que su jefe, aparece en rueda de prensa para decir "SÍ, sin condiciones a veintisiete de los treinta puntos, con matices para los otros tres" incluidos en los "Acuerdos del Prado" -¿de dónde sacarían el nombre para vergüenza de nuestro internacional Museo?- que le presenta 'esa misma mañana' COMPROMÍS, una de las franquicias de PODEMOS –o sea, lo que llevaban hablando semanas, si no meses, en paralelo al cacareado acuerdo con Albert Rivera-, para hacer "un gobierno a la valenciana", es decir, ingobernable y con el único propósito de que no siga el Partido Popular, como se han prestado en numerosos casos, ya sea en Autonomías o Ayuntamientos, en una especie de maniobra a la desesperada, gracias a Dios incruenta esta vez y no como el tristemente recordado, y cerrado en falso, 'golpe' del 11-M, que no otro objetivo tuvo aquel atentado que el de que no repitiera el PP.
Al parecer, alguien –se dice que algunos 'barones' del PSOE- ha frenado este último intento de consumar la barbaridad que hubiera supuesto para España esta nueva sumisión del Partido Socialista y no se ha materializado su entrega a Podemos a cambio de ser presidente por unos meses de ruina y expresidente de por vida, gracias a la jugarreta que se fabricó su modelo a seguir para pasar a ser miembro del Consejo de Estado, es decir, a vivir del presupuesto de por vida.
Pero ojo, ya ha anunciado este individuo, mediocre y engreído hasta decir basta, que no pactará de ninguna de las maneras con el Partido Popular, esté quién esté al frente, y su socio, "bicentenario" en acuerdos, que sólo lo hará si Mariano Rajoy no es el candidato a presidir un posible Gobierno de coalición, o sea, que el segundo, que puede que pase a tercero, antes de irse su casa, empieza poniendo condiciones y el cuarto, que no pasará de ahí, ídem de ídem.
Nos darán días de gloria esas cuadrillas de Pedro Sánchez con sus subalternos César Luena –el Dr. en Historia (no se sabe de qué parte de ella) por la afamada Universidad de La Rioja- y el 'alfombril' Antonio Hernando, chico para 'todos' y la no menos acreditada de Albert Rivera, 'El Niño de las Ramblas' con los suyos, Juan Marín, 'El tránsfuga del Guadalquivir' y Juan Carlos Girauta, 'El Chaquetero del Llobregat', aunque éste tiene dónde escoger subalternos.