Justo el día en que se cumplían diez años de la tragedia ocurrida en la valla (29 de septiembre de 2005), el Gobierno hacía pública su enésima declaración defendiendo la utilización de las concertinas como único medio viable de contención.
Han pasado diez años de una tragedia sin culpables, sin condenas, sin depuración judicial y hoy todavía seguimos asistiendo a los mismos debates, acogiendo los enfrentamientos de los partidos políticos que cambian de ideario según tengan responsabilidad o no. Aquella madrugada del 29 de septiembre hubo 5 personas que murieron tiroteadas cuando intentaban escapar de Marruecos para llegar a Ceuta. Después de los tiros y los fallecimientos llegó la angustia, el caos y la única respuesta que supo dar la clase política: expulsión, expulsión y expulsión.
De nuevo, escuchar los audios que recogen las voces de los guardias civiles resulta duro. Diez años después se siente la tensión de ese guardia civil que llega a preguntar en varias ocasiones que qué se hacía con los inmigrantes heridos o no que habían quedado en Ceuta. Diez años después se escucha la voz autoritaria del mando: ¡para afuera! Y allá que fueron.
España y Europa escribían una página vergonzoso, una capítulo más en el hundimiento de los derechos humanos. Aquella noche se dejó paso a la mayor locura nunca vista en la dirección y gestión de lo que era una tragedia humana. Resulto irónico que en la misma fecha en la que afloran los recuerdos se conozca la respuesta del Gobierno que no guarda más que su insistencia en mantener valla, alambradas, cuchillas... como clave en la política fronteriza.
La tragedia vivida aquel 29 de septiembre ha pasado sin pena ni gloria en la ciudad. Que curioso que hace poco más de un mes las fuerzas políticas votaran la construcción de un monumento al inmigrante. Bueno, esto es lo que decía la propuesta inicial. Al final no sé ni qué carajo van a poner. Ayer, esa misma clase política no reparó siquiera un momento en la fecha. Pudiera haber cabido un reconocimiento a lo mal que se hizo todo, pudiera haber dado tiempo a analizar lo sucedido... se podía decir, condenar, criticar tanto... pero como nuestra clase política actúa a golpe de impacto, reacciona solo a fuerza de cupo mediático, disfraza sus sentimientos según convengan... pues eso es lo que hicieron: NADA.
Yo siento vergüenza de ese día, como siento vergüenza de las detenciones ilegales a las puertas de la iglesia de África, de la presión que sufrió el padre Béjar, de las marranadas de las administraciones... Otros no la sienten, porque no la tienen. 10 años: nada.