Cassius Clay el que “danzaba como una mariposa y picaba como una avispa”́ se nos ha ido, con esto se pone fin de alguna manera al espíritu de los 60’s y 70’s.
Se nos ha ido un deportista de leyenda campeón olímpico en los Juegos de Roma en el 60 y que fue tres veces campeón del mundo de los pesos pesados, con el se extingue la época de la lucha por los derechos de los negros en la América profunda y el espíritu antibelicista que dominaba las calles de los suburbios negros.
“¿Por qué debería de ponerme un uniforme e irme a tirar bombas contra gente en Vietnam cuando los negros son tratados como perros en las calles de Louisville y se le niegan simples derechos humanos?”
Estas palabras pronunciadas por un Ali que ya había renunciado al nombre de Cassius Clay, demuestran que fuera del cuadrilátero además de ser un púgil era una persona con unas claras convicciones de respeto, paz y humanidad. Aunque esto le llevara el estar casi tres años sin boxear.
Y tras esto siguió dejándonos combates de leyenda como aquella tercera corona mundial frente a Spinks en el 78.
Tras esto se retiro en el 81 con una derrota ante Berbick que posteriormente moriría asesinado en Jamaica.
Luego vino el Parkinson, los homenajes, la antorcha olímpica en el 96 y aquel All Star en Phoenix donde el estadio estaba más pendiente de él que del propio juego de las estrellas.
Se muere Clay o Ali qué más da, nos deja una leyenda, nos deja el espíritu de un ser combativo, de una buena persona. No piensen más, la vida le ha ganado a los puntos.