Por la boca muere el pez, en este caso engorda el podemita. Esta es la nada desdeñable cifra, precio de una caldereta de langosta, con la que los anticasta de Podemos se agasajaron después de un fatigado día de campaña en Mallorca.
Nada habría que decir, cada uno se gasta su dinero donde le venga en gana, pero la cuestión es, que estos falaces políticos se pasan todo el día enmendándole la plana a cualquier personaje, público o no, que ose hacer lo mismo. Todo el santo día mandando a la pira purificadora los gestos onerosos y resulta que, una vez iniciados en esto de vivir a costa del erario público, ellos son los que más gusto le han cogido a la buena vida.
Desde su informal pero milimétricamente estudiada forma de vestir, y la forma de presentarse ante la opinión pública, intentan disfrazarse de gente llana, sencilla, uno más del barrio, vamos. Incluso en la película propagandística "Política, manual de instrucciones", producida por el multimillonario marxista que les patrocina (Jaime Roures), Errejón come una sencilla y deliciosa tortilla. Lo único que ocurre es que los del barrio, normalmente no pueden gastarse ese dinero en zamparse una caldereta de langosta; es más, la única vez que ven todo ese dinero junto es el día del cobro del subsidio. Quizá ciegamente imbuidos en la espiral populista, ahora que han sido sorprendidos con las manos en la langosta, se les ocurra prometer caldereta de langosta mensual a todo aquel que gane menos que la beca black de Errejón que nunca trabajó.
Lo que, hasta ahora, han demostrado estos luchadores empedernidos por la justicia social es que, en cuanto pisan la alfombra roja, le cogen un regusto que difícilmente se van a poder apear de ella; que realmente, en política, a lo único que aspiran los de Podemos, además de a estas exuberantes calderetas de langostas, es al poder por el poder, para ejercitarlo de manera arbitraria y siempre buscando ofender, perseguir, o aniquilar al que piense diferente. Porque una cosa es intentar cambiar el mundo (en eso andamos la inmensa mayoría de los ciudadanos) y otra, muy diferente, es torcerlo en beneficio propio.
Esta ultraradical izquierda representa lo peor de lo peor en política: corrupción, sombría financiación, uso desmesurado de privilegios, disfraz, manipulación, formas y ambiciones dictatoriales, falta de humildad, enemigos de la identidad nacional, liberticidas... A esto se va a tener que enfrentar España en los próximos cuatro años, porque no duden que la deriva sectaria que tomó el PSOE con Zapatero ha traído la indefinición en la izquierda, y ahora la izquierda es, para infortunio del socialismo, Pablo Iglesias y ese agujero negro que tiene por ego.
Ya vemos cómo Podemos no solo deglute partidos políticos, como es el caso de la difunta Izquierda Unidad y el Partido Comunista, sino también unas dispendiosas calderetas de langosta en los locales más elitistas de Mallorca.