Frontex, la agencia de fronteras exteriores de la Unión Europea ha sido una de las Instituciones más afectadas por el ingente número de refugiados que atraviesan Europa intentando llegar a Alemania en estos meses. Y no me refiero únicamente a la carga de trabajo en el desarrollo de sus funciones.
Me refiero principalmente a la misma esencia de Frontex, a sus funciones y a sus capacidades reales. Con un mandato débil, ningún equipamiento propio sino propiedad de los Estados, y ningún poder para contratar a sus propios guardias fronterizos, la agencia ha supuesto un sonoro fracaso europeo en esta crisis. El 15 de diciembre, la CE presentó una propuesta, respaldada por Alemania y Francia, con la intención de endurecer los controles fronterizos de Europa. Los planes realmente existen desde hace mucho tiempo, y son la evidencia de una creciente conciencia de que hay que hacer mucho mas de lo hecho hasta ahora para manejar la crisis de los refugiados y preservar Schengen, la zona franca en la que los europeos nos movemos sin pasaporte, y que ahora se sitúa en el ojo del huracán y bajo la revisión de sus condiciones de creación.
Según la propuesta de la Comisión se crearía un nuevo cuerpo de ‘guardia de fronteras’ . La nueva agencia absorbería los recursos de Frontex así como sus funciones. Realmente en la actualidad Frontex no esta haciendo mucho más que recopilar la huella digital y contar los inmigrantes a medida que pasan a través de un país. Por el contrario, la nueva agencia de fronteras tendría más autoridad, con el doble de personal y la capacidad de adquirir su propio equipo. Un equipo de reserva de guardias fronterizos estaría a disposición de la agencia, lo que ayudaría a prevenir emergencias y a tener capacidad de reacción. Además de esto, se destacarían ‘oficiales de enlace’ a lugares especialmente difíciles con el fin de retro alimentar información a la sede central y ser capaces de tomar decisiones con datos e informes actualizados. Lo que más me sorprende por lo novedoso en políticas europeas, mucho más aún si consideramos que la política migratoria no es aún una política europea común, es que se le daría a esta nueva agencia de guarda de fronteras el poder de intervenir en un país si lo considera necesario, tanto si es aceptado por el Estado miembro como si no. En la actualidad, Frontex tiene que pedir permiso antes de trabajar en un país. También sería capaz de tener acceso a bases de datos europeas de seguridad con mayor facilidad, y se les dotaría de un papel mucho más relevante en el envío de los inmigrantes ilegales de vuelta. En principio parece que se ha generalizado una acogida favorable a la propuesta .Es políticamente menos problemática que la idea de un ‘mini-Schengen’, un grupo de Estados miembros, que ha sido aportada por varios políticos holandeses, pero que no agrada a la mayoría de los países. El plan también se ocuparía de una debilidad en el actual sistema como es la reticencia de los Estados miembros ‘de primera línea’, como Grecia, para pedir ayuda, puesto que dotaría a la Comisión la facultad de obligarlos a aceptar la ayuda. Sin embargo, otros países están menos satisfechos con la idea de una agencia con poderes obligatorios. Polonia cada vez más euro escéptica sobre todo a partir de las últimas elecciones, lo describió como una “estructura antidemocrática” potencialmente. Grecia dio la bienvenida con cautela la idea, pero insistió en que ella debe mantener la máxima autoridad sobre sus fronteras. Tales comentarios pueden que no sean decisivos a la hora de la votación, ya que la propuesta requiere sólo una mayoría cualificada entre los estados para ser aprobada, en lugar de la aprobación unánime. Sin embargo, incluso si se logra su aprobación , sigue habiendo obstáculos y el principal de ellos es la propia ineficiencia de la UE para poner en marcha sus propios acuerdos. Por ejemplo, la UE aprobó planes en mayo y septiembre de trasladar 160.000 refugiados durante dos años. Sin embargo, poco menos de 4.000 lugares se han asignado y alrededor de 200 refugiados se han trasladado. Sin la voluntad política para ponerlas en práctica, estos planes ambiciosos suelen ser papel mojado.
Recordemos que somos frontera exterior de la UE y que todos los esfuerzos comunes en materia de control fronterizo serán beneficiosos para España y muy concretamente para nuestra Ciudad. Ceuta tiene una gran experiencia en estas materias y puede ser un buen campo de pruebas para esta iniciativa europea que sin lugar a dudas era demandada desde mucho tiempo por la mayoría de los Estados.