Una vez pasada la resaca de las elecciones generales 2015, una no puede dejar de sacar una serie de conclusiones importantes.
Por un lado, es más que evidente que quien ha aupado de nuevo al Partido Popular como el partido más votado (porque creo que no se les puede calificar de ganadores) ha sido la Ley Electoral. Una ley que beneficia al bipartidismo, que hace que los partidos minoritarios tengan que batallar mucho más para conseguir unos escaños que los grandes partidos consiguen casi sin despeinarse.
En estos días se habla mucho de la “fiesta de la democracia”. Y la democracia que tenemos les costó mucho sufrimiento y mucha lucha a nuestros antepasados. Y es rigurosamente cierto. Como no menos cierto es el hecho de que una democracia pura debería igualar el sistema electoral. Una persona, un voto, independientemente de a quién vote. Posiblemente si esta Ley se hubiese modificado ya (cosa que debería haberse hecho hace mucho tiempo, pero que no beneficia a muchos, razón por la cual aún nadie se a atrevido a cambiarla), la victoria electoral, sin atisbo de duda, no habría pertenecido a la derecha. Sin duda alguna.
Por otro lado, hay algo que chirría aún más que la injusta Ley Electoral. Y tiene nombre propio: Partido Socialista Obrero Español. Y es que el representante máximo de este partido, Pedro Sánchez, ha basado su campaña en enseñar a los españoles lo importante que era acabar con el Partido Popular (punto en el que estamos de acuerdo) y recordar que la mejor opción para España era su partido. Hasta ahí, bien. Perdió los estribos y pecó de soberbio cuando llamó a Rajoy “indecente”, pues un político debe ser capaz de debatir sin caer en el insulto fácil y la afrenta personal. Aún así, su electorado se lo perdonó. Una vez terminadas las elecciones, Sánchez se apresura a asegurar que no pactará con Rajoy. Era lo mínimo que se esperaba de él. Pues bien, horas más tarde tenemos a Susana Díaz, asegurando que “pactar con Podemos es hacer ganar a Podemos, y pactar con el PP es hacer ganar a España”. Estaba claro que no iban a pactar con Podemos, por ninguno de los dos lados. Pero, ¿pactar con Rajoy?, ¿qué ha pasado, Díaz? ¿Cuándo tenemos la posibilidad de acceder al poder las tropelías de Rajoy ya no son tales? Se le ve el plumero, Díaz.
Y los españoles y las españolas no merecemos a nadie como Rajoy. Pero tampoco como Díaz. Ni tampoco como Sánchez. Merecemos a alguien que priorice y ponga por delante los intereses de la ciudadanía, olvidando preferencias e intereses personales. Y eso es algo que el PP no hace. Pero que el PSOE tampoco sabe hacer.
No olviden, Díaz y Sánchez, que la S de PSOE, el Socialismo, es algo que ustedes olvidaron hace mucho. Y que, confío, por el bien de la ciudadanía, consigan recordar. Y se den cuenta de que merecemos mucho más de lo que ustedes ofrecen. Tengan, al menos, la dignidad y la decencia de no olvidar la lucha de nuestros abuelos y abuelas.