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Jesús con los pastores

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Hoy en día, Oriente Medio es un escenario inseguro”, me comentaba Myriam. (Como la boca de un volcán en erupción, diría yo). “Las masacres, los apuñalamientos, tiroteos, asesinatos… , son ejemplos prácticos de la violencia desatada en aquella zona”, leía en una revista especializada en Tierra Santa.

No obstante, cabría señalar una especie de contradicción, según percibo,  en el plano espiritual y religioso, pues algunos Grandes Rabinos, super preparados en Teología, dicen: “ya va a venir el Mesías”. Y se anuncia Su llegada en Israel por la cantidad de milagros que muchos experimentan en sus vidas, dando testimonio de ello; y en la sociedad en su conjunto, están felices y esperanzados. Ves a los cirujanos, son gente muy sencilla, que bromean con los pacientes en el quirófano”. En efecto, según Mons. Moisés Andrade, profesor de Teología en Quenzon City, Manila, : “Lo veremos a Él radiante de luz en Gloria. Él iluminará al mundo con Sus rayos…”. “Están muy acertados- decía Myriam- en sus afirmaciones los Grandes Rabinos. Ejemplos de curación inexplicable, pues pensaban que me quedaría ciega,  es mi sanación de la vista, después de una operación de más de ocho horas de quirófano y muchas más intervenciones, y ahora vuelvo a leer la letra pequeña. Oigo decir que sin buscar situaciones extraordinarias, aparecen tumbas abiertas con restos antiquísimos, o como Ya te dije, carreteras que se abren con restos arqueológicos de más de dos mil años…Parece que el Mesías nos avisa de Su regreso con destellos de amor. Jesús dijo a los Suyos: cuando Yo regrese, ¿habrá paz en el mundo?”. Por supuesto, que en estos momentos, no. “Es como si ya estuviese aquí La Jerusalem Celestial, que todos esperamos, pues los judíos suben y bajan al Templo por turnos, sin dejarlo nunca solo un instante ….”, continuaba Myriam entusiasmada… Jesús y Sus discípulos han subido a unos montes altos, y se introducen en un bosque, buscando los pastizales. Jesús va delante de ellos, muy atento y silencioso, para poder escuchar balidos, y tintineos de campanillas. Por fin consigue oírlos y sonríe. Juan ha escuchado lo que dice el Maestro y se sube a un árbol, para tener una visión completa del entorno. “¡Allí están, Señor!”, y señala hacia donde se ven pastores con sus ovejas. Judas teme que sean unos malhechores, pero Jesús tiene Su mirada puesta en la lejanía y parece no haber oído palabra alguna. Ya están cerca. “La paz sea con vosotros”, dice Jesús a los pastores. Éstos se vuelven hacia Él, sorprendidos. El más viejo Le pregunta: “¿Quién eres?”. “Uno que os ama”. No lo comprende bien  el anciano pastor, pues ellos son despreciados por el resto de los betlemitas. : ”¿De dónde vienes?”. Jesús le responde que de Galilea, de Nazaret. Y el pobre hombre se vuelve a sorprender, pues recuerda muy bien al Niño que nació en Belén, a Su Madre, hermosa flor, y a Su padre, llamado José, bueno y trabajador, de la estirpe de David. “Huyeron antes de la matanza y yo daría mi vida por saber de Ellos. Fue una suerte para el mundo que se salvase”. Jesús le pide que Le explique el significado de “una suerte para el mundo que se salvase”, y el pastor Le dice que Él era el Salvador, el Mesías, que Herodes quería matar. “Señor, a mi familia también la mataron”, le dice entre llantos. Pero me alegré al saber que ellos habían huido salvando al Mesías. No me importó después, que me dieran palos hasta sangrar y casi morir, ni que el lobo me arrebatase algún corderillo, o tener una paga muy pequeña…Lo importante era la salvación del Niño. Y le pido al Señor que yo pueda ver algún día al Mesías. Yo lo perdono todo, pues los ángeles dijeron:”Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la tierra a los hombres de buena Voluntad”. El Señor le pregunta si fue así como ocurrió y el pastor le responde que fue así exactamente. Que lo crea. Que no estaban borrachos. Y el primero que vio al ángel fue un pastorcillo, un niño, que sólo bebía leche. Las palabras que dijeron los ángeles, fueron: “Hoy en la Ciudad de David ha nacido el Salvador, que es el Mesías, el Señor, y Lo reconoceréis porque vais a encontrar un Niño, recostado en un pesebre, envuelto en pañales”. Jesús le pregunta si no estaban  equivocados, pero no. “Todas las mañanas, al amanecer  repetimos estas palabras grabadas en nuestros corazones. No queremos olvidarlas, y nos sirven de oración, junto con el nombre de Su Madre”.-“Si buscáis al Mesías, Yo soy”. Y al oírlo, los tres pastores que lo escuchan, se echan al suelo llorando de alegría. “¡Levantaos!”, pues siguen adorando al Señor con absoluta reverencia y emoción. “¡Tú eres el Rey de Israel!” Jesús les responde que como ellos, Él es también pobre, un carpintero rico en amor y misericordia. “Vine a compartir vuestro pan y a dormir con vosotros esta noche”. Pero ellos se empequeñecen, dicen que son gente sin educación, sin preparación alguna, y que los persiguen por no cambiar su discurso, en cuanto a lo que pasó Aquella Noche.” Sin embargo, vosotros me dais lo mejor: el néctar puro de vuestros corazones. Habéis aguantado firmes durante años”.- “Ya me puedo morir tranquilo, Señor, porque he visto al Mesías”, dice Elías. “Vivirás, porque has de ver Mi resplandor. “Erais doce y Me sé vuestros nombres, porque Mi Madre Me los repetía con frecuencia, para no olvidaros”.- “El viejo Samuel, murió hace muchos años, ya anciano. A José lo mataron por salvar a su esposa y a este jovencito, que era un bebé, y yo lo recogí y cuidé. Otros pastorean por el Líbano. Son discípulos de Juan. Jonás está vivo. El que peor se encuentra es Isaac, solo en Yutta, en una miseria total, y muy enfermo, le llevamos lo poco con lo que le podemos ayudar. Tu pariente Zacarías, padre de Juan… Él  nos escondió en un refugio para que no nos mataran. Nos dio de comer y nos buscó trabajo como pudo”. Jesús le pregunta entonces por Juan:”Está encarcelado, en Maqueronte, donde Herodes”. Al parecer, algunos de entre ellos, trabajaban cerca del Palacio y vigilaban los movimientos de los herodianos. “Me gustaría ver a todos”, dice Jesús. “Iremos a avisarles para reunirnos Contigo, Señor. Otro, Samuel, se quedó con Zacarías, pero ya murió”. Elías le pregunta al Señor por sus niñitos muertos. “Son ángeles, que esperan la Gloria, cuando el Salvador sea coronado. Son niños mártires, que están en el Limbo, para cuando llegue el Señor, ir juntos al Reino donde no existe la muerte”. Como quiera que los pastores se dirigen a Él llamándole Señor, Jesús les pide que le llamen Maestro, y a continuación, rezan todos con las palabras del Ángel, el Gloria a Dios en los Cielos Altísimos…Jesús continúa:”El Salvador está entre vosotros. El Pastor de la estirpe Real está entre Su grey. La Estrella Matutina ha nacido. ¡Alegraos justos, alegraos en el Señor, El que creó los Cielos y los sembró con estrellas. El que puso límites entre la tierra y los mares. El que creó los vientos y el rocío. El que dispuso las estaciones, para que den pan y vino a sus hijos, he aquí que nos manda un alimento mucho mayor: El Pan Vivo que desciende del Cielo, el Vino de la Vid Eterna. Venid vosotros, primicias de los que me adoraron. Venid a conocer realmente al Padre, para que Lo sigáis santamente y consigáis el Premio Eterno”. Cuando Jesús terminó esta plegaria con los brazos extendidos y de pie, tanto discípulos, como pastores escuchaban en silencio, absortos…Sólo hay pan y leche recién ordeñada, con tres tazones sin usar. Elías ofrece primero a Jesús, Simón y Juan, y espera. Luego los tazones vacíos pasan a los pastores, que toman lo mismo para cenar. Luego recogen a las ovejas y las llevan a sus rediles. Prenden hogueras para ahuyentar a los animales salvajes. Con heno preparan el lecho de Jesús y los Suyos. Los discípulos se duermen, cansados de una jornada muy larga. Jesús se queda con los pastores, hablando de aquellos días del Nacimiento y la huída. Luego hacen al Maestro preguntas profundas: “¿Qué hacer para seguir al Mesías?” Y Jesús les explica: “Aunque debo ir por toda Judea, no os olvidaré. Mis discípulos os avisarán de encuentros futuros. Manteneos en contacto y hablad del Salvador, no obstante, algunos que os escuchen no  os creerán. Ya sois Míos para siempre”. Ellos dicen que no les van a creer, pues les consideran borrachos y los desprecian. Jesús les anima para que no desfallezcan. Elías dice al Señor que como es ya mayor, pronto morirá. Pero Jesús le corrige. “No, Elías. Tú fuiste de las primeras caras que vi al nacer, y también será una de las que veré al morir. Tu cara estará consternada de dolor al verme en tal estado. Mas luego, resplandecerás de Luz en tu rostro. Me verás en la Resurrección. Así esperarás el encuentro eterno con tu Jesús, que Te acogerá en el Cielo cuando llegues. Y los ángeles cantarán para ti aquel Gloria, que oíste en el Anuncio del Nacimiento”. Están muy cansados y somnolientos, y se sumen dulcemente en sus sueños. Jesús prepara el viaje hacia Yutta, donde se encuentra Isaac, otro pastor que fue tan feliz cuando acudió a adorarle en el día de Su Nacimiento…
BIBLIOGRAFÍA: “Poema del Hombre Dios”, o “El Evangelio tal como me ha sido revelado”, Tomo II María Valtorta.


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