Habemus presupuesto

Aun siendo necesaria la continuación del trámite parlamentario en el Senado, podemos decir que España ya tiene presupuestos para el año próximo. Los Presupuestos Generales, son sin duda la ley más importante de cada anualidad; en ellos se incluyen los ingresos y los gastos del Estado y se desgranan todas y cada una de las acciones que desde los distintos departamentos ministeriales se van a realizar. Es por tanto, una verdadera declaración no ya de intenciones, sino de hechos ya cuantificados que van a ser ejecutados a lo largo de un ejercicio presupuestario.
En nuestro caso, los grupos de la oposición han votado inmisericordemente en contra de todos y cada uno de los títulos de los que se compone el Presupuesto. No sólo eso, a lo que por otra parte ya nos tienen acostumbrados, sino que  han puesto en duda la legitimidad para confeccionar un Presupuesto por parte de un Gobierno cuyo mandato culminará el próximo mes de diciembre.
Es ésta una crítica claramente interesada, torticera y artificial. En el año 2011, el presidente Zapatero, de cuya nefasta gestión siempre nos acordaremos, huyó y dejó el Gobierno, convocando elecciones en septiembre puesto que era incapaz de elaborar unos presupuestos para España sin acometer las inevitables reformas y los imprescindibles ajustes que la cuasi quebrada economía española necesitaba.
Fue el primer caso en la historia de la democracia de pánico ante la realidad que obliga a abandonar la presidencia antes de tiempo. El gobierno de Mariano Rajoy, sin embargo, ha decidido hacer todo lo contrario; ha decidido en primer lugar cumplir la Ley. La Constitución Española en su art. 134 impone al gobierno de turno la obligación de presentar un proyecto de Presupuestos ante el Congreso al menos 3 meses antes de que termine el año en curso. En segundo lugar, el Gobierno ha decidido ejercer sus responsabilidades hasta el último minuto de su mandato.
No hay tiempo de descuento: este gobierno trabaja hasta el último minuto del partido. España no se puede permitir tiempos muertos. En tercer lugar, el gobierno de Rajoy al elaborar los Presupuestos, no cabe la menor duda, que está haciendo un ejercicio de claridad, transparencia y de realidad. En unos meses próximos en los que todos los partidos políticos presentarán sus programas electorales plagados de buenos deseos, de quimeras irrealizables, de maravillosos proyectos, de una aspersión incesante de fondos sin límite para cada una de las necesidades de los españoles, este Gobierno presenta sin embargo, unos Presupuestos con epígrafes claros, con actuaciones concretas y con cifras detalladas. Es, sin duda, el mejor programa electoral que se puede presentar a la ciudadanía. Todos los españoles saben ya, a poco que se informen, lo que pueden esperar de un gobierno del PP en el año 2016, y no como meros deseos, sino como realidades ya presupuestadas y cuantificadas. Aquí no habrá promesas incumplidas, programas trampa o ensoñaciones radicales. Aquí hay hechos contantes y sonantes.
Además de ello, son unos Presupuestos continuistas en el mejor sentido de la palabra.
Las políticas de reformas profundas, de corrección de todos los desequilibrios macroeconómicos, de ajustes presupuestarios inevitables, han dado fruto. España ya no está en crisis, hemos dejado atrás la recesión, somos el país de Europa que más crece, estamos creando 500.000 puestos de trabajo al año (y por cierto, para contradecir la leyenda del “empleo precario”, más del 50% de los nuevos contratos creados son indefinidos). Queda mucho trabajo por delante y muchos españoles a los que sacar del desempleo, pero es innegable que se le ha dado la vuelta a la situación: de una España en quiebra a una España que es el ejemplo a seguir por todos los países de Europa y que prosigue en la dirección correcta. Por eso son continuistas estos Presupuestos, porque quieren seguir avanzando en la dirección adecuada, aquella que puede seguir permitiendo que creemos medio millón de nuevos puestos de trabajo anuales hasta alcanzar en el 2018 la cifra de 20 millones de españoles trabajando. Se puede hacer. Ya lo estamos haciendo y los Presupuestos que acabamos de aprobar así lo confirman.
En diciembre celebraremos elecciones generales. Mucho ha cambiado el país desde los últimos comicios. Los peligros para España sin embargo, siguen presentes. Casi todos ello curiosamente comienzan por P: es un verdadero peligro que vuelva a gobernar el PSOE y volvamos a las manos de los que nos dejaron en la quiebra, es un peligro que se trasladen al Gobierno de la Nación los ya demostrados pactos socialistas con los extremistas de Podemos, es un peligro el Populismo “a la griega” de la izquierda radical que conduce al corralito ante los cajeros, es un peligro la falta de convicción del PSOE ante la necesidad de no dar ni un paso atrás en la defensa irrenunciable de la unidad de España ante el desafío independentista catalán … Ante todos esos peligros no hay más alternativa que sacar todo el provecho posible de los ingentes esfuerzos realizados por los españoles hasta este momento y proseguir el camino emprendido hace 4 años.
Los ciudadanos encomendaron al PP en noviembre del 2011 la misión de sacar a España de la crisis y de crear empleo. Lo estamos consiguiendo entre todos. No podemos desperdiciar la oportunidad de que España continúe progresando. Que no caigamos en las mismas manos que nos condujeron al desastre. O en otras incluso peores….