Después de unos días postrado entre medicamentos, fiebres, torrentes de mocos y pensamientos confusos he podido finalmente recobrar el ánimo para escribir. La fiebre no deja opción a mucha creatividad y relega a la inacción cuasi permanente, un estado febril es algo sin mucha sustancia vital pero que no puede evitar la impertinente oleadas de pensamientos que se van sucediendo sin cesar. Uno de ellos me retrotraía a la pandemia de gripe que causo tantos millones de muertos después de la primera guerra mundial; no es que fuera un pensamiento muy edificante dadas mis circunstancias pero no podía evitar pensar en como se produjo tal suceso y las causas que lo desencadenaron. Desde hace algún tiempo estoy involucrado en analizar ciertos deterioros naturales paulatinos y poco visibles de los hábitats y sus especies que pueden explicarse en relación a grandes cambios provocados, acelerados o potenciados por las actividades humanas. Durante el estado convaleciente estuve intentando dar forma a este artículo para relacionar justamente la pandemia más devastadora de la historia de la humanidad con el cambio global. Más de 50 millones de personas murieron a consecuencia de la infección de este virus debido a ciertos factores que bien podrían interpretarse de esta forma. Después de la gran guerra la población europea quedó muy debilitada física y psicológicamente por el horror y las carencias de alimentos, al parecer la gripe vino de América con el contingente de tropas estadounidenses que lucharon junto a los aliados y así poder derrotar a Alemania. Los movimientos masivos de soldados ayudaron a la expansión del virus de la gripe y la modernización de los sistemas de transportes posibilitó la propagación más rápida de la enfermedad. En definitiva, una elevada demografía unido al debilitamiento causado por la guerra, los hacinamientos y a los eficientes transportes fueron causas amplificadoras para que la gripe se convirtiera en la pandemia más devastadora registrada por la historia de la humanidad hasta el momento. Claro que los antibióticos no estaban desarrollados como en la actualidad y tan solo existían sulfamidas muy tóxicas a disposición de los médicos de la época. Ahondando en la cuestión de mis pensamientos dispersos y claramente inspirado por el aluvión de noticias televisivas que me he estado tragando durante los ratos de lucidez había otra cuestión que capturó mi atención, esta no es otra que la situación política española desde las pasadas elecciones. A modo de pesadilla interminable se sucedían las noticias de pactos imposibles, los casos de corrupción infinita que salpican al partido del gobierno en funciones y las caras de perplejidad de los periodistas ante el espectáculo político. La enorme brecha socioeconómica que se ha abierto en la sociedad española separa a dos bandos muy sectarios y enrocados en sus posicionamientos. Todo esto dificulta cualquier posibilidad de acuerdos para alcanzar un gobierno apropiado en términos de regeneración y progreso democrático. Los cambios legislativos para mejorar nuestra democracia son mucho más necesarios e importantes que las aspiraciones de poder que estos bandos tienen, mientras tanto el proceso hacia la segunda transición democrática se retrasa. La modificación de la ley electoral, una nueva ley de financiación y transparencia de partidos políticos, la supresión de los aforamientos escandalosos o los avances de las políticas sociales y de sostenibilidad ambiental son aspectos importantes que necesitan de polde os con alturas pectos importantes que necesitane la socialos cambios r no estas ante el espectSo es que fuera un pensamiientoíticos inteligentes y con altura de miras que entiendan que la cooperación es una estrategia más adaptativa que la permanente confrontación y lucha por alcanzar el poder. Tiene mucho más sentido democrático trabajar en común para llegar a acuerdos pactados por las mayorías parlamentarias en los ámbitos en los que se necesitan avances que imponer criterios e ideas que se legitiman contando votos. El número de votos no es algo baladí y permite formar gobiernos pero también es importante relativizar los resultados obtenidos con elevados porcentajes de abstención que continúa siendo una tónica de nuestra decepcionada sociedad. No se puede reducir la democracia al cuenteo de votos y a la obsesión por formar gobierno sobretodo en un parlamento muy fragmentado y con el partido más votado acosado por las irregularidades administrativas y las corruptelas. Finalmente y después de muchos sufrimientos y pérdidas innecesarias de vidas, las contiendas armadas europeas han dado lugar a enfrentamientos políticos que se van pareciendo más a guerras entre partidos que a cooperaciones para la gobernabilidad. Mientras tanto, el partido del gobierno en funciones debe comprender que sus políticas neoliberales han incentivado la brecha socieconómica en España y que sus numerosos casos de corrupción han aumentado el malestar de muchos españoles. La propia prensa conservadora está solicitando literalmente “la apertura en canal del partido si es necesario y el cese de gran parte de su cúpula” para promover la inaplazable regeneración del partido. Las responsabilidades morales y políticas de los máximos dirigentes del partido son evidentes y por el bien del país y de su propio partido deberían dejar los cargos y permitir una profunda renovación. Ahora bien, es muy pueril e hipócrita pensar que estamos ante un virus que solo afecta al partido del gobierno en funciones y que este es un mal que se ha creado por generación espontánea en el interior de sus sedes; parece más bien un claro reflejo del aprovechamiento ventajista y desmedido que anida en nuestra sociedad española que tiene mucho de pícara cuando se trata del dinero de todos. Por lo tanto, haríamos bien en evitar los linchamientos públicos-mediáticos mientras concentramos nuestros esfuerzos en impulsar los avances democráticos que necesitamos. Después de todo, mientras estaba tumbado entre efluvios febriles pensé que todo el país estaba pasando una gran gripe política y me consolaba imaginándome que ya se habían generado ciertos anticuerpos para mejora al paciente (la democracia) en forma de nuevos partidos. Estos anticuerpos, si se moderan convenientemente pueden hacer progresar al país siempre y cuando el poder judicial y la sociedad en su conjunto continúe inoculando e inoculándose antibióticos que terminen con el virus de la corrupción y las practicas ventajistas que tanto determinan las relaciones socioeconómicas en España.
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