Una vez le pedí a Myriam que preguntara a los rabinos sobre el Profeta Isaías, y si les explicaban a sus alumnos las profecías sobre el Mesías.
Por ejemplo, en 60,1-6 dice el Profeta:”¡Álzate y brilla, que llega tu luz, la gloria de Yahvé amanece sobre ti! ¡Mira, la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos!, mas sobre ti amanece Yahvé…Caminarán las naciones a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora. Alza los ojos en torno y mira: todos se reúnen y vienen a ti.; tus hijos vienen de lejos, y tus hijas son traídas en brazos. Al verlo te pondrás radiante, tu corazón se ensanchará estremecido, pues vendrán a ti los tesoros del mar, te traerán las riquezas de los pueblos. Un sinfín de camellos te cubrirá, jóvenes dromedarios de Madián y Efá….Trayendo oro e incienso y pregonando alabanzas a Yahvé”. Yo debía hacer un trabajo acerca de la Navidad y necesitaba esa información complementaria, para que resultara más ilustrativo y completo el texto.
Myriam, incansable como es ella, se fue a Jerusalem y se dirigió a las Ishivá más importantes, pues en estas escuelas se estudia la Torá con fundamento. Sin embargo, no tuvo suerte. Donde estuvo, le comunicaron que ellos no enseñaban nada de Isaías, para no confundir a los críos. Consideré que mi trabajo había quedado incompleto y me pregunté ¿qué malo hay en averiguar las verdades de las cosas?... Jesús está bajando con Juan, Simón y Judas hacia el Jordán, pues allí había quedado en verse con los pastores. Hay tres hombres que esperan con sus ovejas en un día claro y caluroso, y de vez en cuando miran hacia arriba, por ver si viene Jesús. De pronto, el pastor, los ve venir. Jesús está radiante de hermosura y al ver a Sus amigos, sonríe. Los pastores tienen un poco de vergüenza, no saben cómo conversar con el Maestro. Están inseguros. Pero tienen algo muy importante que decirle sobre Juan el Bautista. Los que vienen, están ya muy cerca. José acelera el paso y las ovejas trotan junto a él. El Maestro levanta los brazos con alegría:”¡La paz sea con vosotros. A Simeón, Juan y Matías, Mis discípulos y también discípulos de Juan el Profeta! Y la paz contigo, José”, (Jesús abraza y besa al joven). Los pastores de más edad están de rodillas ante el Señor. Pero Jesús dice: ” ¡ venid, amigos!”, y los lleva a la sombra de los árboles. Se sientan sobre la tierra, y Jesús lo hace en una raíz que sobresale. Sin dejar Su sonrisa, los mira y recuerda cuando fueron a Belén para adorarlo, y les dice:”conozco también vuestra alma, pues dejasteis todo para venir junto a Mí”. Les trae los saludos de Isaac, Elías y Leví, que se quedaron por el Hebrón. “¿Qué sabéis del Bautista?”. “Señor, aún está en prisión, en manos del cruel Herodes. En Maqueronte. Primero te perdimos a Ti y fuimos perseguidos. Abatidos por el dolor de tantos años, lo encontramos a él bautizando en el río. Como dijeron los Profetas, él prepararía los senderos a su Mesías”. “Sabíamos que por medio de él, te encontraríamos, porque Te buscábamos. No Te vimos el día que fuiste allí para el bautismo. Nosotros lo servíamos a él con gran amor. Pero tú hablas con una dulzura especial, Maestro”. Jesús señala a Juan, Su discípulo amado, por si lo recordaban de verlo con el Bautista y otros galileos. “El Bautista dijo que un día Juan sería el primero”. Jesús sonríe a Su discípulo con cierto misterio que no desvela, y Juan, sin entender nada, se ruboriza.. “Él será el último de los amigos del Mesías, que hablará a las multitudes del Cordero de Dios. Pero cuando volváis a ver al Bautista, decidle que él no es el último en el Corazón de Jesús, amo a este Juan porque lleva su nombre y porque también tiene la tarea de preparar los corazones para el Mesías”- “Señor, lo volveremos a ver, ya que Herodes no se atreve a matarlo por temor al pueblo. Pero el rescate para liberarlo de esas garras no lo tenemos y podrían acabar con él antes de juntar todo el dinero. Herodías es dueña de Herodes y odia a Juan. La cárcel es muy severa. Allí todos están corrompidos por la avaricia.
Alguien nos ha dicho que con veinte talentos de plata lo podemos liberar. Tenemos sólo doce y medio. Jesús pregunta a Judas por las joyas que tiene en la bolsa, se podrían vender bien, pues son de oro macizo. Pide Jesús que busque un posible comprador. Judas le reprocha al Maestro que es dinero sucio, de la prostituta Aglae. “¡Recuerda, Judas! Ella dijo que se santificaría si sirve para un fin santo, y pidió que se rezase por su pobre alma. ¿Quién es más santo y pobre que el Bautista? Él Ya no tiene nada, se lo han apropiado, y destruido el sepulcro de sus padres”. Judas se calla. En Jericó, dice luego, alguien puede estar interesado en comprarlas, y en Jerusalem hay varios orfebres, que son usureros o ladrones, así ganan más dinero con gente que está en apuros y necesita vender rápido. Simón Zelote se pregunta en voz alta cómo él conoce a este tipo de gente y Judas dice que al estar junto al Templo, allí ha visto todo tipo de corrupción. “¡Ves Judas, como vales para este tipo de asuntos sucios! Tienes la astucia de la zorra y la rapacidad del buitre”. Simón pide perdón a su Maestro por haberse adelantado en hablar. Jesús le dice que está de acuerdo con su intervención. A Judas le acompañará Juan hasta Jericó. Juan no lo desea, pero no dice nadase calla. “Nos veremos en la plazoleta donde está el mercado. Los pastores habían estado en silencio. Luego pregunta Jesús por sobre Judas, pero Simón se adelanta:”Veo lugares misteriosos en su interior, cuevas de fieras y aguas estancadas. También veo un lado bueno, con aguas que discurren limpias y ricas hierbas que dan salud”. Jesús dice que la parte buena de su corazón se debe trabajar, para que consiga una bondad total en todo su espíritu.” Ama a Judas y ayudarás a mejorarlo”.- “Señor, mi Ley es hacer Tu voluntad, aunque dentro de mí algo lo rechaza, como si estuviera en guardia con él”.
El Señor promete que se encargará de él.… Al fin, el Maestro y los Suyos esperan en la plazoleta la llegada de Judas y Juan. Hace calor, la zona está sucia de la venta de verduras por la mañana y hasta el mediodía. Huele mal. Unas moscas pegajosas molestan a los que esperan. Alguna mujer va con su cantarilla vacía a la fuente más cercana, y unos chiquillos se entretienen en tirar piedras a los pájaros. “No seáis crueles, no les hacen daño a nadie. Cantan, limpian y llevan restos de comida a sus crías. ¿Os gustaría que hiciesen eso con vosotros? No endurezcáis vuestro corazón. La Ley dice “ama a tu prójimo como a ti mismo, si no, no podréis amar a Dios. Ellos buscan en invierno las ramitas y un poco de lana de las ovejas, para hacer sus nidos. En verano los protegen del sol. En invierno comen el grano caído en la tierra. Sed misericordiosos con ellos y Dios os recompensará”….Simón ve a Judas de lejos, se alegra y avisa al Maestro. Un grupo de adultos y jóvenes escuchaba al Señor. Ven todos a Judas, triunfante y a Juan no tan feliz. Judas dice al Maestro que hablarán a solas en la fonda. “He apartado cuatro habitaciones, comeremos en condiciones, he hecho buena venta”. Separó cien denarios para comer y dormir. “Debo cuidar de mi Maestro, que no enferme. Podrán descansar vuestras ovejas”, dice a los pastores. Jesús está en silencio. Al pasar por casa del orfebre dice Judas que hay tanto oro como para comprar Jericó entero, y se ríe malicioso.
Protesta de Juan que según él, no le sirvió más que de estorbo. Juan se calla ante la seriedad de Jesús. El dueño de la fonda acompaña a los pastores al patio donde se instalan las ovejas. Comienzan las vanaglorias de Judas, que consiguió el negocio a base de engaños y lisonjas. Presume de avidez y astucia en las ventas. “Engañé al hombre, primero dije que Juan quería comprar algo para su prometida. Nos llevó a un sótano y nos enseñó de todo. Preguntaba los precios para que no pudieran engañarme. Incluso después le dije la verdad, que nos íbamos a vender a otra parte. Nos retuvo. Con el tira y afloja nos dio diez talentos y medio. Me despedí diciéndole que antes era del Templo y ahora soy del Santo, y si lo veía otra vez, le retorcería el cuello. Si él era una vieja raposa y un lujurioso, yo era su discípulo, comentó”.
Discuten Simón y Judas. El Maestro pide paz:”Paz, amigos. Vienen ya los pastores. ¡Basta Judas! No mientas. Y en Su cara refleja el Señor una inmensa tristeza. A los pastores les dan el dinero para el rescate. José irá a avisar a Elías de todo. “Dentro de diez días nos veremos en la Puerta de los Peces, a las seis de la mañana. Ya tendréis noticias Mías”. Comen un poco y se dispersan según les había mandado Jesús… Se han pasado andando toda la noche. Se encuentran en una campiña espléndida con frutos variados. El labrador está alegre al socorrer el hambre, la sed y el cansancio del Maestro. Él conocía a los rabíes del Templo. “Ninguno habla como Tú, Señor. El corazón se vuelve niño Contigo”. Jesús le dice que su corazón es puro, simple, sin malicia, y el labrador contesta:”Es una bendición estar Contigo, Señor”. Jesús le enseña que la bendición dura cuando los hombres son fieles a la Ley de Dios y a Su Doctrina. “Y la Protección del Padre se dirige a todos los hombres”. El campesino Le pregunta si el dolor que un hombre sufre es un mal de Dios. “Es un bien que debemos entregarlo a Dios para redimir la culpabilidad del mundo”. Mientras Jesús habla, la familia del campesino ha ido reuniéndose allí a escuchar.”La vida del hombre dura poco, en comparación con la felicidad que os espera. Si sufrís aquí, menos sufriréis en el Purgatorio, en donde el tiempo se alarga en uno por mil. Esto es una gracia que Dios os da”. El campesino bendice al Señor por Sus Enseñanzas. Juan debe ir a Jerusalem a un recado que le manda Jesús. El hijo del labrador va con su borriquillo cargado de verduras para vender en la Gran Ciudad. El Maestro decide que vayan juntos y bendice a Juan. Se verán en breve. Judas aprovecha la ocasión para irse, bajo pretexto que debe hacer un importante recado. “Sí, Judas, nadie te lo impide. Nos veremos en la Puerta de los Peces”.
La tarde va cayendo, los campesinos recogen ya sus aperos de labranza. Jesús desea aislarse por la campiña, a orar. Se arrodilla y llora muy tristemente. Simón lo está buscando y lo encuentra en oración con la cabeza apoyada sobre los codos. La cara del discípulo no es agraciada, pero está llena de bondad. Cuando ve al Señor, lo llama: ”¡Maestro!” Observa cómo Jesús tiene la cara hinchada de tanto llorar. Simón se llena de dolor, el sufrimiento aflora en su gastado rostro. “No estés triste, Maestro mío, yo no quiero ser la causa de Tu llanto y no sé darte tanto consuelo como Juan”. Jesús le dice que también él es Su consuelo. “Jamás serás causa de mi llanto, Simón querido”. El discípulo pide al Señor que lo considere como su padre. “Es Judas, Señor mío. ¿Por qué no lo alejas? Es un mentiroso, más falso que una zorra, y duro como una piedra”.-“Pero lo que debe ser, será”, dice Jesús. “Judas forma parte de lo que acontecerá. En el futuro, deberéis ser buenos con los que tengan un corazón como el de Judas. Yo Me iré después de beber el amargo cáliz. Los hombres esperarán hasta el regreso del Mesías, y hasta el Juicio Final del hombre. Habrá muchos Judas en el mundo”.- “Señor, también los pastores son buenos y Judas los desprecia, pero yo los amo”.- Yo los amo”, dice el Señor. “Y alabo el amor que recibí de ellos. Judas es de ciudad”. Aprovecha Simón para invitar a Jesús e ir a visitar a Lázaro, con ello, se alegrarían ambos. Betania está cerca. “Mañana iremos, Simón”.- “Entonces Te voy a prevenir. Es conveniente no preguntarle por asuntos familiares, si él no comenta nada, pues está atravesando una situación muy dolorosa, no hables Señor, del tema ”. Llega la noche. Al día siguiente, tempranito, se irían. Hay que descansar un poco y no hacer esperar a los que les han dado cobijo. Jesús, a solas, vuelve a llorar por Judas. Es el sacrificio de la Segunda Persona de la Trinidad Santísima. Jesús, como hombre, sufría al ver que tenía un traidor a Su lado, pero nos enseñaba que nuestra vida iba a estar plagada de traiciones que deberíamos soportar con estoicismo.