La fuerza de la Naturaleza asoma en forma de temporal. De nuevo. Se avecinan unas horas complicadas. Ceuta se queda prácticamente incomunicada, solo a expensas de las posibles rotaciones que pueda llevar a cabo el buque de Balearia.
Nada más. Es en estos momentos cuando realmente nos convertimos en una isla sin salida. Hemos ido dando pasos hacia atrás mientras el resto de ciudades intentaban ir avanzando. Y encima nos hemos entregado a ello, sin protestas, como si el rodillo pasara por encima y no nos hiciera siquiera algo de daño.
Perdimos la línea aérea para luego dejarla en manos de empresas que nunca dieron la talla. Intentamos conseguir una vía de escapada hacia Marruecos, pero viendo el estado en que va quedando el paso del Tarajal ya nadie se atreve a hacer planes buscando el enlace ofrecido por el aeropuerto de Tánger.
Y así, paso a paso, vamos como los cangrejos. Hacia atrás. Sometidos a perder reuniones, salidas... obligados a que nuestra planificación dependa de un barco. Ceuta sigue soñando con hacer las Américas. Los políticos, meros concejales de pueblo con aires de diputados en Cortes, dan vueltas en torno al mismo círculo, sin soluciones verdaderas, prometiendo lo que saben no se va a conseguir, atrapados en un particular día de la marmota y sabiendo que son gobernadores de una sociedad adormecida.
Incomunicados. Volvemos a estar sometidos a la libre decisión de un temporal y a las formas en que una naviera pueda desarrollar sus enlaces con la península. Pero no pasa nada. Los años nos hacen peinar canas y aceptar la incapacidad manifiesta de una clase política por gestionar alternativas.
Fíjense si son paletos que se rasgan las vestiduras por ver a su presidente sentado en unas escaleras del barco y no hacen lo mismo por conseguir alternativas que no nos obliguen a movernos como los antiguos, sometidos a una única posibilidad de comunicación.
Es increíble. ¿Se imaginan ahora un viaje urgente?, ¿se imaginan tener que realizar una salida sí o sí y verse atrapados en la Ceuta del embudo? A mí no me hace falta imaginación. Ya lo he sufrido, como muchos otros compañeros.
Por cierto, vuelve la serie del Príncipe. ¿Cuántos millones nos gastamos en la campaña de imagen que nos iba a dar su emisión? Si es que es mejor callar porque todavía por protestar te pueden abrir un expediente.