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Un ceutí, de cautivo renegado a traductor de reyes

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En un artículo anterior, donde analizaba el Tratado Hispano-Marroquí de 1767, me refería a que en las negociaciones del mismo jugó un papel destacado como intérprete un soldado ceutí llamado Francisco José Pacheco Rodríguez, que cayó cautivo de los marroquíes y para poder sobrevivir en el vecino país tuvo que convertirse al islamismo, como ocurría a casi todos los llamados "renegados" españoles en Marruecos, obligados a vivir casi en la esclavitud.

En Tetuán permaneció tantos años que aprendió a hablar y entender el árabe, aunque no a leerlo ni escribirlo; teniendo también un profundo conocimiento de la realidad marroquí. Fue capturado siendo soldado en Ceuta. Y de la nada pasó a escalar altos puestos como traductor, militar y diplomático, habiendo sido muy estimado por los reyes de España y Marruecos. Tanto en Fez como en Madrid, tradujo las conversaciones del Tratado al más alto nivel, incluso a los dos monarcas. Una vez liberado, retornó a Ceuta. Y, debido a su valía, sirvió a los altos intereses de Ceuta, España y Marruecos. Y como me llamaron la atención los excelentes servicios por él prestados, desde aquel artículo no he dejado de indagar sobre el mismo. Fruto de mi investigación, hoy estoy en condiciones de plasmar con mayor amplitud datos sobre su vida y su trayectoria profesional.
Según Manuel C. Barea García, Universidad de Granada, refiriéndose a la labor de los intérpretes españoles, y otros datos que he localizado, Pacheco tenía ascendencia portuguesa, lo que también avala el historiador de Ceuta Correa de Franca. Su familia llevaba cinco generaciones asentadas en Ceuta, desde el siglo XVI, y pertenecía a una ilustre familia. Nació en Ceuta el 4-10-1727 y era hijo de José Pacheco y Rosa Teresa Rodríguez. Con sólo 14 años era ya soldado y fue hecho prisionero y llevado a Tetuán, donde permaneció cautivo hasta cumplir los 30 años. Una vez liberado, retornó a Ceuta y reingresó en el Ejército en 1758, en la Compañía de Caballería. Familiares de su estirpe en Ceuta, fueron: Diego Pacheco Muñiz, nombrado en 1625 capitán de la Compañía de Ceuta; Antonio de Mendoza Pacheco, adalid comisario y capitán de Caballería de Ceuta en 1714; Manuel de Mendoza Pacheco, adalid y comisario de Caballería, y el hijo de éste, Ioachín de Mendoza Pacheco, juez, almotacén y procurador desde 1738 hasta 1743. La familia estuvo muy ligada a la Administración y al Ejército de la plaza. Emparentó con los Mendoza a través de Juan de Mendoza, intérprete militar que fue asesinado por los marroquíes cuando prestaba servicios frente a las murallas de Ceuta en 1791.
En 1765, cuando el rey español Carlos III se avino a pactar con el rey de Marruecos Muley Mohamed con una gentil carta y ricos presentes, la comitiva encabezada por el fraile español Bartolomé Girón llevó a Pacheco de intérprete. A este viaje siguieron, de mayo de 1766 a enero de 1767, la misión del embajador marroquí en Madrid, El Gazel, al que acompañó Pacheco, y la de Jorge Juan (jefe de la delegación española) a Marraquech, también con Pacheco. En su éxito influyó la grata impresión causada al rey marroquí, quien en la primera credencial de embajador emitida a favor de Abraham Masahod, y refiriéndose el rey al futuro embajador español, afirma: (respeto el texto íntegro aun con faltas de ortografía) "[...] que lleve en su compañía a los dos oficiales conductores de vuestro regalo, llamados Antonio del Castillo y Francisco Pacheco, de quienes os informará el fraile el mucho agrado que me han causado, y espero que, siendo estos dos vasallos vuestros los primeros que se han puesto en nuestra presencia, los tengáis presentes para darles superiores empleos, en lo que tendré mucho gusto; y el llamado Francisco Pacheco, atento a estar instruido en las costumbres de la tierra y haverme causado mucho gusto en la explicacion de la arabía, estimaré que qualquiera cosa que se ofresca sea el que inviéis, o ya acompañando al sugeto que deberá venir o en otra qualquiera cosa que ocurra".
Tanto al ministro español Floridablanca como al rey Carlos III, preocupaba mucho el trato protocolario que los negociadores españoles debían dar a la delegación marroquí. Por eso, cuando el ministro ofrece más adelante a Jorge Juan la posibilidad de buscar otro intérprete añade que, junto al nuevo candidato, "siempre debe ir el mencionado Pacheco, porque conoce bien aquel país". Y, como sólo tenía la categoría de soldado, el 27-01-1766 lo designaron oficialmente intérprete del rey español, lo que le permitía acudir ante el sultán como dragomán (intérprete cualificado), siendo Pacheco ascendido a alférez, asignándole treinta reales de vellón diarios de sueldo por la comisión y aumento de su sueldo. Así, Pablo Asensio, jefe de escolta de El Gazel, relata cómo le tradujeron la bienvenida dispensada en Algeciras y, el 21 de agosto, el parlamento con Carlos III; éste lo halaga y se digna nombrar a Pacheco: intérprete oficial. La firma del Tratado en 1767 supuso un nuevo avance en la posición social de Pacheco. En su artículo 7º se prevé inaugurar de inmediato las primeras legaciones españolas en Marruecos y, a tal efecto, escribía Jorge Juan a Floridablanca desde Marraquech el 7-06-1767: "Me parece muy bueno el yntérprete Don Francisco Pacheco, porque además de estar enterado del pays y de la lengua árabe, he reconocido ser muy aplicado y de muchísimo honor; éste es Alférez de Caballería del regimiento de Ceuta, como a V.E. consta; pero ha trabaxado mucho en ambas embajadas y es acreedor a que V.E. le solicite del Rey el grado de Teniente en el mismo Cuerpo, pues su intención no es separarse de él".
Como consecuencia del Tratado, para Larache fue designado cónsul general Tomas Bremond; Jorge Patissiati, vicecónsul en Tetuán, y Pacheco, vicecónsul en Tánger, debido al éxito alcanzado. Hasta que, en octubre de 1767 se le comunica la designación, Pacheco se reintegra a su puesto en Ceuta; después, se instala en Tánger con su familia el 21 de noviembre con sueldo de doce mil reales de vellón. En mayo de 1771, ascendió a teniente. Hasta enero de 1775 Pacheco continúa sus labores como vicecónsul realizando excelentes servicios: informa trimestralmente sobre los buques españoles que desembarcan en Tánger, sus capitanes y carga; sirve de puente entre el gobernador de Tánger y las autoridades españolas en diversos conflictos y advierte en Ceuta sobre movimiento de tropas, en especial si resultan amenazantes. De especial trascendencia fueron sus gestiones durante el cerco a Melilla de 1774-1775: informaciones sobre construcción hostil y movimiento de tropas frente a Ceuta y negociaciones para el desplazamiento de españoles desde Tánger a la península; entre ellos, no sin desasosiego, el del mismo Pacheco y su familia, a los que la guerra obliga a instalarse en Algeciras en julio de 1775. En 1779 se reanuda su carrera como intérprete diplomático. Superada parcialmente la crisis entre España y Marruecos, el sultán envía a Mohamed Otmán como embajador en Madrid. La labor de Pacheco comienza en Cádiz el 16 de diciembre. El 30-05-1780 traduce el Convenio de Aranjuez. Durante el viaje, el embajador marroquí dirige numerosas cartas a Floridablanca que se envían directamente en castellano de mano de Pacheco, aunque firmadas en árabe por Otmán, una de las cuales se reproduce con este artículo. La misión finaliza con el embarque del embajador en Tarifa el 2-08-1780 y la reincorporación de Pacheco a Tánger.
Diez años más tarde, ya con nuevos reyes en España y Marruecos, y una vez más cuando el fracaso de la guerra deja lugar a las negociaciones, Pacheco vuelve a acompañar a Mohamed Otmán a Madrid. El encuentro se produce en Ceuta el 20-12-1790. Embajador e intérprete desembarcaron en Cartagena el 23 de diciembre, llegando a Madrid el 19-01-1791. El 27, Otmán fue recibido por el rey español. El asunto se complicó cuando Sidi El Yazid, heredero de Sidi Mohamed, desautorizó al embajador en abril y envió a Ibrahim Lubiris en nueva embajada. El 31 de julio Otmán se despide de la corte y el 18 de agosto inicia viaje de regreso; por sugerencia del ministro de Estado (pues se temía por su suerte) permanece en Ocaña con cinco miembros de su séquito asistido por Elías Scidiac, el heredero de Casiri como traductor del rey, mientras Pacheco continúa camino con el resto de la embajada. El 2 de septiembre la comitiva llega a Cádiz; los marroquíes se embarcan, no sin antes recomendar a Pacheco ante Floridablanca, y arriban a Tetuán el 10 de septiembre. Pacheco espera a Otmán en Cádiz. Allí permanece hasta el mes de abril sin ocupación alguna ni comisión o sueldo para su mantenimiento. Otmán parte de Madrid en compañía de José Dávila, otro militar "intérprete de la corte", quien lo acompaña hasta Cádiz y lo pone en manos de Pacheco.
Antes de embarcar, el embajador marroquí envía una carta a Floridablanca en la que le dice: "Cuando hemos llegado a Cádiz, hemos encontrado allí a Francisco Pacheco, el intérprete, el cual llegó en nuestra compañía desde Ceuta a Madrid, permaneció con nosotros en servicio del rey en Madrid hasta que envié a mi séquito con ocasión de que los asuntos estaban confusos, y marchó con mi séquito a Cádiz, por orden del gobierno. Luego llegó por segunda vez orden del gobierno, disponiendo que esperase en Cádiz. Y en ella se ha quedado permaneciendo hasta ahora, por espacio de aproximadamente nueve meses, sin trabajo ni ocupación ni nada con que ayudarse a costear la permanencia. Y sobre todo, que le ha sido dado el empleo de intérprete en Ceuta. Y ahora esperamos de vuestra perfecta compasión y piedad que permitáis a este hombre dirigirse a Ceuta, su ciudad natal y el lugar de su trabajo, pues él se ha ligado a nosotros suponiendo que nuestra intercesión junto a vos no será desatendida. Él ha realizado con nosotros una labor anterior por la paz, en el tiempo que precede a éste. Y si os parece, que le aumentéis la categoría, pues él lo merece y vos sois digno de toda virtud". Pero la orden de gratificación a Pacheco y de su incorporación a Ceuta había sido cursada antes de llegar la carta a Madrid. Así pues, cuando el 7-05-1792 el embajador embarca para Tetuán, Pacheco desea volver a Ceuta, su ciudad natal. Contaba ya sesenta y cinco años. En 1795 ya era teniente de la Compañía de Caballería de la dotación de Ceuta y capitán de Artillería; y aún en 1797 se le describe como comandante. A pesar de sus setenta años, en esta última fecha continuaba prestando servicios en Tánger, pues firma el informe 'Noticias de la ciudad de Tetuán'. Se desconoce la fecha exacta de su muerte.
El rey Carlos III en las primeras instrucciones reservadas que entregó a Jorge Juan, le dice: "Con frai Bartolomé Girón va Don Francisco Pacheco, que ha servido de intérprete. Este habla mui bien el árabe, pero no lo lee ni escribe: Y si juzgáis que sin este requisito os podréis hallar allí en algún embarazo, os permito que busquéis cualquier otro sugeto (como sea vasallo mío) que escriba aquel idioma, para llevarlo en vuestra compañía. Pero siempre debe ir el mencionado Pacheco, porque conoce bien aquel país, habiendo estado en él muchos años cautivo; y porque hasta ahora se ha desempeñado con celo". Así, pues, en 1766 la corona española fiaba la comunicación en embajada de tal trascendencia a un simple soldado de nulas formación letrada en árabe, capacitación jurídica o experiencia diplomática". En resumen, Pacheco fue un soldado ceutí, cautivo, 'renegado' y semiesclavo, que estuvo en Marruecos, que debido a su valía y excelentes servicios, fue ascendido hasta diplomático, a comandante e intérprete oficial, muy estimado y preferido de ambos reyes, español y marroquí.


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