El martes por la noche en la Biblioteca Pública, se celebró un concierto con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Y no fue un concierto al uso con piezas de archiconocidos compositores, sino que las piezas pertenecían a mujeres compositoras de distintas épocas. Desde piezas del siglo XIX hasta una composición actual, que fueron interpretados por el pianista ceutí Eduardo Hernández Vázquez que nos fue explicando previamente y a lo largo de todo el concierto, datos de la vida de algunas compositoras como Teresa Carreño, Eloisa d’Hebril y Fanny Mendelssohn. Creando así, un ambiente más cercano con el público, poniéndonos en situación en cada una de las piezas.
La mujer compositora, un territorio desconocido que ha sido estudiado por Eduardo Hernández y la profesora de Historia de la Música Consuelo Pérez, que han investigado acerca del repertorio musical de mujeres compositoras del siglo XIX.
En cada pieza se puede apreciar la emotividad, la delicadeza y la sutileza que desprendía cada una de ellas, tales como el vals “Mi Teresita” de Teresa Carreño (1853-1917) y “Feulliet d’Album” Marie Jäel-Trautmamm (1846-1925), ambas me hicieron recordar obras de Chopin, Liszt y Mendelssohn.
En este recorrido, pudimos escuchar sonoridades más modernas como “Essentia” de la joven compositora Marisa Acuña (1981-), en la que el pianista preparó el piano para hacer su sonoridad más metálica utilizando una púa en un momento de la obra, para pellizcar las cuerdas, todo ello emulando la esencia de la música española, como el zapateado español.
Sí. Estas mujeres se salieron “de la norma”, no se dedicaban a “hacer calceta” tal y como nos dijo el pianista en su explicación, y así daba título a este concierto. Mujeres como Clara Wieck, mujer de Schumann, María Luisa Chevalier (1869-1951), o Fanny Mendelssohn (1805-1847), se dedicaron a componer independientemente de si iban a tener éxito no en su época. Mujeres que se lanzaban en un mundo que parecía solo estar reservado a los hombres. Cabe destacar, como bien dijo Eduardo en su exposición que parece ser que no se apostó mucho por el repertorio sinfónico hecho por mujeres, como si se le considerara como de menor calado, por ello hay un gran corpus de música para piano hecha por mujeres.
Y así, una lista interminable que parece estar dormida; un repertorio que empieza a sonar y ser tocado “sin sordina” gracias a los estudiosos que destapan este mundo tan interesante y quizás poco conocido.
Y no sólo en la faceta de compositoras, sino que la mujer poco a poco va haciéndose un sitio como directoras de orquesta. A día de hoy, nos sigue llamando la atención que la mujer lleve la batuta, como por ejemplo la española Inma Shara, como la joven directora de orquesta lituana Mirga Grazinyte-Tyla, que dirige actualmente la Sinfónica de la ciudad de Birminghan.
Gente con una trayectoria impecable que quizá compaginen con otras facetas menos de cara al público, como la de ser madre. Mujeres que fueron en su día alumnas que compatibilizaron su tiempo de escuela, el instituto y la universidad con los estudios musicales y sacaron al día más horas para poder sacar adelante sus carreras, alumnas que sacan una sonrisa en sus rostros cansados en época de exámenes, para sacar tiempo de estudio del instrumento. Un ejemplo de ello, podemos verlo este viernes 11 en la Biblioteca Pública con una concierto de Jóvenes pianistas a las 20.30, en el que dos alumnas del Conservatorio Profesional de Música de Ceuta, Salma Ahansal y Sofía Cordero, nos interpretarán piezas de Mozart, Bach, Jensen y Beethoven, entre otros.
No sólo niñas, también adultas que se acercan por primera vez a la música y que con gran esfuerzo producto de su ilusión, compaginan trabajo, familia e la música, asistiendo a un mundo nuevo que nos le dejará indiferentes y que marcará seguro, sus vidas. Ellas hacen música.