El gobierno de la nación (en funciones), ha dejado plantado al Congreso, en su intento de controlar su actividad. El peregrino argumento utilizado es que, al estar en funciones, no puede ser controlado por un Parlamento que no lo eligió. Lo que dicen los expertos es que esto es una barbaridad jurídica.
También lo dice el sentido común. Pero al Sr. Rajoy, que está muy cómodo en situaciones de inactividad, parece que no le afecta lo que se diga.
La primera vez que yo vi algo parecido fue hace ya muchos años. Eran los primeros puestos que ejercía en la Administración Pública. Yo llegaba con mi oposición recién aprobada de un Cuerpo superior, pero uno de los funcionarios con los que tenía que relacionarme, aunque era de una categoría administrativa muy inferior, ejercía el puesto que a mí me debía de haber correspondido, aunque de forma "accidental".
Esta situación, que no está contemplada en la normativa vigente, parece que se toleraba en aquellos momentos. Incluso hoy mismo, muchos puestos se ejercen de forma "accidental". Cualquiera ha podido leer documentos administrativos firmados por el Director "accidental"..., el Jefe de Sección "accidental"...y así, hasta los puestos más inferiores de la estructura administrativa.
Aunque la normativa administrativa es bastante clara. Si hay puestos de trabajo presupuestados, pero sin estar cubiertos, deberían sacarse a concurso público. Pero hay muchos lugares en los que por sus especiales circunstancias, son deficitarios en personal técnico. Es el caso de ciudades como Ceuta y Melilla. Hay pocos funcionarios que quieran venir aquí. Incluso a pesar de las supuestas "ventajas" fiscales (que cada vez son menos). Por ello no es extraño encontrarse con empleados que ejercen sus puestos de manera interina durante largos años. También funcionarios que desempeñan jefaturas de forma "accidental" por largos periodos de tiempo.
¿Significa lo anterior que estos funcionarios hacen mal su trabajo?. No necesariamente. A veces tienen una preparación para el día a día de mucho más nivel que el supuesto técnico que viene con su oposición recién aprobada y su flamante título bajo el brazo, pero con poco recorrido en la vida. Pero también puede ocurrir que a los responsables administrativos de ese momento no les interese que las plazas sean ocupadas por funcionarios venidos de fuera. Sucede mucho en la Administración Local, aunque también en otros ámbitos del sector público. Como es lógico, es más fácil controlar a un empleado cuyo puesto de trabajo depende de tu decisión, que a otro nombrado por los cauces reglamentarios, que por definición lo hace más independiente.
En parte, aunque salvando las distancias, es lo que está ocurriendo con este gobierno en funciones que tenemos desde hace ya unos meses. Si hacemos memoria, veremos que las elecciones se convocaron agotando los plazos legales. Que el candidato del partido que más votos obtuvo, renunció a su obligación de intentar formar gobierno, no aceptando el encargo del Rey. Que posteriormente a esto ha maniobrado lo indecible para que el candidato del siguiente partido, el socialista, que sí aceptó el encargo del Rey, fracase en su intento. Que además está en permanente campaña preelectoral, siempre con el convencimiento de que se van a celebrar nuevas elecciones generales y el pueblo les va a dar la confianza de una forma más contundente. Y la última. No se somete a control del Parlamento, porque según la Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes, esta Cámara no es quien lo eligió.
Hablando en plata. Lo que está haciendo el Gobierno en funciones, es agotar todos los plazos, maniobrar a su favor para obtener ventajas, mantener a todos los altos cargos que ellos nombraron cobrando del erario público un tiempo extra, que sobrepasa claramente lo razonable, y además, sin querer someterse al control del órgano que representa la Soberanía Popular, utilizando para ello argucias jurídicas de difícil encaje en una sociedad democrática madura.
Evidentemente, si se celebraran nuevas elecciones, estoy seguro de que el pueblo soberano se lo haría pagar caro al Partido Popular. Estas son las desventajas de la tozudez. Y nuestro Presidente en funciones lo es bastante.