El otro día, me parece que era en el discurso que uno de los miembros de los partidos de la oposición pronunciaba en el Debate del Estado de la Ciudad, se dejó caer que desde el Gobierno autonómico no se apoyaba a las empresas que venían, de alguna manera, a intentar implantarse en nuestra ciudad.
Desde luego, si nos vamos a la Ceuta de hace quince años y la comparamos con la actual vemos que muchas grandes firmas han llegado hasta Ceuta, bien en forma de franquicia, con lo cual han contado detrás con algún empresario ceutí, o lo han hecho de manera directa.
Pero también conocemos casos de empresas que estaban dispuestas a dejarse un capital en Ceuta, atraídas por mil y un temas, que se marcharon desesperadas porque no contaban con un apoyo decidido desde la Ciudad Autónoma. Existen y ejemplos se pueden contar. A lo mejor era otra época, donde estábamos, como algunos lo llaman, en la época de "la gallina de los huevos de oro", pero las cosas han cambiado y, por supuesto, tenemos una tasa de paro de casi trece mil personas y luego, con un segundo añadido, que las administraciones públicas ya no dan más de sí y no pueden ser las primeras en enarbolar la creación de empleo en Ceuta.
Entiendo que esa colaboración desde la Ciudad Autónoma y desde las Consejerías que tienen competencias para ello es totalmente clara y tajante. Tenemos dos ejemplos que parece, por supuesto, ayudan a entender este cambio de actitud. Por un lado, la implantación de Mercadona, uno de cuyos directivos estuvo el otro día reunido con el presidente de la Ciudad. Y, otro, puede ser el que traemos hoy a nuestras páginas, como es el caso de la empresa de gas natural, donde desde la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad se ha escrito al Ministerio de Industria, Energía y Turismo, para conseguir que se obtenga el certificado de Ceuta como isla energética, clave para que todo los trámites se inicien y en un futuro el traslado del gas hasta Ceuta sea mucho más barato.
Cosa bien distinta es que el Gobierno nunca ha sido muy partidario de ir a buscar a esas empresas fuera, luchar para que vengan más inversores. Pero es harina de otro costal del que se puede hablar otro día.
Sin embargo, al menos, las que nos vengan de manera directa, no les pongamos zancadillas, sino una alfombra roja, siempre que sean serias y no vengan a engañarnos, como ha ocurrido con algún que otro listo. Porque en esta Ceuta de nuestras entretelas, de todo hemos podido ver en esta viña del Señor.