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La trampa

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En enero de 2015, hace más de un año, pude leer en la prensa un titular que decía "Aprobadas las bases de las ayudas a los jóvenes que encuentren trabajo fuera". Enseguida, el portavoz del gobierno de entonces aclaraba que "no es para favorecer que ese colectivo se marche". En realidad la explicación no parecía lógica porque si se ofrecen subvenciones a los jóvenes para que se coloquen fuera e idénticas subvenciones no existen para los que encuentren trabajo en Ceuta, evidentemente se está propiciando la fuga de nuestra juventud hacia otras tierras.

Como no me lo podía creer, esperé al Boletín Oficial de la Ciudad y en el número de 10 de febrero de 2015 se desarrollaban las ayudas para el futuro, explicando que eran "subvenciones públicas destinadas a promover y facilitar la contratación laboral de jóvenes desempleados". Hasta aquí todo bien, pero es que a continuación aclaraba que "dentro del territorio nacional o comunitario, siempre que implique desplazamiento y traslado de domicilio". Es decir, se pretende que nuestros jóvenes se marchen de Ceuta y, además, trasladando el domicilio fuera. Para eso se emplean fondos comunitarios y de la propia Ciudad.
En cambio, la Comunidad Autónoma Andaluza promocionó el empleo para que los jóvenes no tuvieran que irse de su tierra e incluso hay una línea de incentivos para el retorno del talento, con objeto de facilitar la vuelta de profesionales andaluces que tuvieron que emigrar, para que regresen a su comunidad de origen.
La preocupación a nivel nacional es precisamente la sangría de jóvenes que se marchan fuera de España, así que imaginemos que el gobierno de la nación promociona con subvenciones esa emigración y, las mismas subvenciones, no las otorga para encontrar trabajo en su propia tierra. Pero es que en Ceuta el caso es más grave, porque aquí necesitamos que no se marche ningún ciudadano y menos si se trata de un joven que busca quizás su primer empleo, aparte de los problemas familiares y de desarraigo que se producen con la salida del domicilio propio. No se entiende como los estrategas del Fondo Social Europeo y de la propia Ciudad Autónoma, han podido crear un marco de actuación más contraproducente, aparte de otras ramificaciones que veremos.
Ante el hecho consumado en 2015, dejé la documentación en espera y lo puse en conocimiento de quién corresponde en julio de ese año, esperando que la nefasta iniciativa no volvería a repetirse. Error. El 4 de enero de 2016, volví a leer en la prensa otro titular parecido que decía "Ayudas para los jóvenes que encuentren trabajo fuera de Ceuta", reproduciendo la citada iniciativa del año anterior.

Problemas de la juventud
Siempre denuncié los hechos que propician el éxodo de jóvenes. En noviembre de 1998, hace diecisiete años, escribía que "otra consecuencia negativa y no la menor ha sido que nuestros jóvenes, tras estudiar fuera y dejarse en otras ciudades el dinero de sus padres, se niegan a volver a Ceuta porque consideran a nuestra ciudad falta de posibilidades y ambiente adecuado. Quieren a su tierra, pero se lamentan con razón que aquí no se les ofrecen oportunidades ni una vida cultural adecuada. El resumen es que nuestro principal activo, la juventud, se pierde cada año privando a la ciudad de las enormes posibilidades de un colectivo que aportaría un impulso vital importante"
También me sigue preocupando que se pierdan oportunidades de relanzar la economía local para que esos jóvenes encuentren su trabajo aquí o también que se tomen medidas que frenen el desarrollo económico. Entre las iniciativas que no se adoptan para relanzar dicho desarrollo y el empleo están, por ejemplo, la falta de soluciones respecto a las trabas a la entrada de turistas que llegan para hacer compras desde Marruecos o el retraso, durante años, en la aprobación del PGOU o incluso la falta de un paquete turístico para marroquíes, entre otras.
Respecto a las iniciativas que destruyen empleo y quitan oportunidades de trabajo, se puede citar la adjudicación de contratos públicos exclusivamente por precio, ignorando el arraigo en Ceuta de las empresas, su empleo local, las acreditaciones de calidad y experiencia. Cuando el secreto está en la transparencia y valoración justa de méritos, con esa medida solo se consigue encargar trabajos fuera, muchas veces con bajas temerarias, cuya normativa nacional, por cierto, no ha sido modificada en Ceuta. Parece haber una estrategia inexplicable en todo esto de origen oficialmente desconocido, aunque se intuye de dónde procede.
Incluso respecto a la fuga de jóvenes, en noviembre de 2001, hace catorce años, abogaba por la creación en Ceuta de lo que entonces llamaban un campus universitario sin detallar su contenido y afirmaba que "en una ciudad como Ceuta, que funciona en determinadas cosas como una pequeña isla, lanzar licenciados al mercado de trabajo sin poder absorberlos, significa que estamos propiciando más universitarios que antes, para obligarlos a buscar empleo en la Península. Con ello esteremos desprendiéndonos de jóvenes a un ritmo mayor que el actual".
"Es un arma de doble filo. Crearemos abogados o economistas para que emigren al otro lado del Estrecho por falta de oportunidades aquí. Y no estamos para provocar emigraciones sino, muy al contrario, para fomentar que otros vengan a invertir y quedarse entre nosotros". Como siempre me preocupó esa marcha de jóvenes, escribía entonces que la solución podría estar en un modelo de educación universitaria adaptado a las necesidades de Ceuta y según lo fuera demandando el mercado de trabajo local, pero esto es ilusorio por cuanto en España, a diferencia de Estados Unidos por ejemplo, las carreras están rígidamente concebidas y producen inexorablemente licenciados cada año.

Oportunidades perdidas

Mi obsesión fue buscar el desarrollo económico de Ceuta, al objeto de fijar la población actual e incluso aumentarla con profesionales o trabajadores que llegaran de fuera para residir aquí. Pero el papanatismo imperante  fue descartando importantes iniciativas. Las que no dependían de la Administración salieron adelante y grandes empresas han venido a Ceuta desarrollando su actividad con gran éxito. Incluso algunas, en los comienzos del Pueblo Marinero, desembarcaron con el apoyo oficial. Pero luego se fueron descartando ideas importantes como el mencionado paquete turístico para marroquíes, la creación de una tarjeta VIP para turistas de alto nivel, la creación de una Escuela de Negocios que formara especialistas en asistir y asesorar empresas europeas en Marruecos (lo que habría sido una oportunidad para jóvenes que conocen el árabe), la organización con aprovechamiento integral del Pueblo Marinero o el Parque del Mediterráneo y otras muchas ideas que terminaron en la papelera. Incluso el Plan Estratégico de Ceuta, con índice reproducido en el libro Problemas y soluciones, se encargó a una empresa peninsular.
En resumen, que es preciso concebir un auténtico plan de desarrollo de la economía de Ceuta utilizando viejas y nuevas ideas y que entonces se ofrezca a  los jóvenes ceutíes todo tipo de incentivos para salir fuera si es necesario, pero también para quedarse aquí. De esa forma, existiendo posibilidades locales, solo se marcharían los que verdaderamente prefieran vivir en la Península o en otros países.

Otros trabajos del autor sobre el tema: En Ceuta, problemas y soluciones: Olvidados por Granada; Chauvinismo y papanatismo en Ceuta; Un Plan estratégico para Ceuta; La esperanza; El problema de fondo. En Ceuta en su laberinto: Una posibilidad de inversión y negocio; Los Ceutíes que hablan árabe; El arma de doble filo. En Predicando en el desierto: Una oportunidad poco aprovechada; La cultura como elemento de progreso; Paradojas de Ceuta; En busca del inversor perdido; Después de la visita del Rey, un año sin novedades; De un año para otro. En Ceuta, ciudad sin rumbo: Ceutíes en la distancia; Quien manda.


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