Soy de los convencidos que cualquier gestor público o más bien cualquier político que tenga encomendada una parcela competencial debe tener suerte en el ejercicio de su función, porque si la misma se le vuelve esquiva, no cabe la menor duda que se encontrará con muchas más dificultades para sortear todas las piedras y obstáculos que le irán apareciendo en el camino.
Ayer tuve la oportunidad de entrevistar al director provincial del Ministerio de Educación, Leon Bendayan, en el programa de 'La Voz del Faro' de Cope Ceuta y lo cierto es que aunque los dos seamos de Ceuta y que no seamos, por supuesto, ya nada jóvenes, no habíamos tenido la oportunidad de coincidir, salvo pequeñas conversaciones cuando era presidente de Cruz Roja en Ceuta.
Bendayan es el hombre que ha sabido atemperar la nada fácil situación de la comunidad educativa con la que se encontró nada más aterrizar en el cargo. Un paréntesis para señalar que fue un gran acierto del actual delegado del Gobierno contar con la persona de Bendayan para intentar poner paz en una situación que se estaba yendo de las manos, no solamente por esa actitud intransigente que venía desde los servicios centrales del Ministerio de Educación, sino también por la propia extraña personalidad del antecesor de Leon Bendayan que, a pesar de las mil y una advertencias que se le hicieron desde muchos foros, continuaba una y otra vez golpeándose contra un muro que deseaba derribar a base de cabezazos.
Bendayan ha demostrado que tampoco es tan difícil lograr una tranquilidad dentro del sector educativo con las asociaciones de padres o con los sindicatos. Lo primero, es escucharles; luego, pedirles una tregua y en tercer lugar, ponerse a trabajar sabiendo cual es la línea de actuación que se debe seguir. Porque no siempre la Administración va a tener la razón, y escuchando a los padres de alumnos y a los representantes de los profesores también se puede aprender.
Además, por ello hablaba de la suerte, cuenta Bendayan con un director general en Madrid que sabe lo que quiere, que trabajará hasta el último minuto y que no busca el enfrentamiento por el enfrentamiento. Ya dije en otro artículo anterior que si ese director general lo hubiéramos tenido desde el inicio de la legislatura, otro gallo nos hubiera cantado.
Bendayan supo detectar el problema y también sabe cuales son las soluciones, porque nadie mejor que un profesor de Ceuta para saber las deficiencias y por donde pasan los criterios de mejora, siempre siguiendo unas directrices lógicas porque no todo está en su mano. El mismo desconoce cuanto tiempo le queda al frente de la Dirección Provincial, pero manifiesta que trabajar sin tener en cuenta cuando se producirá la salida sea cuando sea.