Desde el Colegio Oficial de Psicólogos de nuestra ciudad (COP-Ceuta), con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre Autismo (declarado unánimemente el día 2 de Abril por la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la Resolución 62/139 del 18 de Diciembre de 2007) nos sumamos al espíritu de aquella reunión que tenía por objeto mentalizar a la sociedad de la necesidad de normalizar este trastorno y de proveer de los medios (educativos, profesionales, económicos, etc.) necesarios para alcanzar la plena integración de los afectados, quienes aún hoy en día se hallan social y laboralmente marginados a pesar del talento demostrado a lo largo de la historia por ilustres autistas como el físico Albert Einstein, los músicos Mozart o Beethoveen, el deportista Michael Phelps o el informático Bill Gates (por citar algunos conocidos ejemplos) y cuyos logros han mejorado nuestras vidas o cambiado nuestras concepciones sobre esa misma realidad exterior con la que, paradójicamente, los autistas no parecen conectar adecuadamente.
El COP-Ceuta, en sintonía con las palabras del Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon (2016), recuerda que más del 80% de los afectados por autismo están desempleados y advierte que algunas empresas están dejando escapar potenciales trabajadores quienes, entre otras muchas capacidades, poseen un mayor razonamiento lógico y prestan una mayor atención a los detalles que el resto de las personas. Así mismo se detecta hacia los autistas una discriminación generalizada por la falta de políticas de inserción y por la insuficiencia de una formación profesional específica, lo cual supone un hándicap para que alcancen una vida digna y plena.
Y es que el Trastorno de Espectro Autista (TEA), coloquialmente conocido como Autismo (aunque engloba otras enfermedades) es un trastorno psicofísico del desarrollo altamente hereditario y que afecta a millones de personas en todo el mundo, de etiología parcialmente conocida pero actualmente incurable, aparece en los primeros 3 años de vida y se caracteriza por el establecimiento de "otras" interconexiones nerviosas en el cerebro que producen un déficit en la capacidad de comunicación y de las habilidades sociales, una serie de movimientos estereotipados y repetitivos, así como una intensa concentración en el mundo interior del afectado, que le impiden adaptarse a los repentinos cambios en sus rutinas o establecer un contacto normal con su realidad exterior. Sin embargo, esto no les incapacita para poseer altas competencias concretas que podrían ser aprovechadas y resultar beneficiosas para todos, si somos capaces de encauzarlas adecuadamente y abandonar los prejuicios sobre estas personas socialmente percibidas como "raras".