Hay cosas que no se pueden cambiar por muchos esfuerzos que hagamos. Una de ellas es el enclave de las ciudades y la nuestra se encuentra en el Norte de África. Esto provoca -si me permiten la expresión- que tengamos que convivir con miles de ciudadanos marroquíes que pasan a Ceuta para hacer turismo, trabajar o comprar mercancías.
La inmensa mayoría de estas personas hablan el árabe, pero un árabe muy particular que conocemos como dariya o árabe ceutí. Por otro lado, están los ceuties que hablan árabe, es decir, la mitad de los caballas.
En esta situación sociocultural y geográfica convivimos todos los que hemos decidido vivir en esta maravillosa ciudad. Disfrutar de las posibilidades que tenemos, de la ciudad que tenemos, de la diversidad y de las posibilidades que nos brinda es saber convivir y saber adaptarse a los que no han tenido la suerte de nacer aquí.
He leído que Caballas presentará en el Pleno la posibilidad de incluir en el próximo curso académico la enseñanza del árabe ceutí. Entienden que tienen unos innegables efectos prácticos y que muchas personas demandan aprender esta lengua para el desempeño de su vida cotidiana. No hay que ser muy avispado para entender que Caballas presenta una oferta cultural que beneficia, por qué no decirlo, a la población no musulmana de Ceuta, porque los musulmanes hablan el árabe ceutí o lo que es lo mismo, el árabe que se habla en Ceuta y en el norte de Marruecos. Esta propuesta cultural me parece de lo más acertada, porque saber hablarla y conocerla nos abrirá muchas posibilidades.
Hay quienes rechazan de forma tajante todo lo que se opone a su forma de pensar sin razonar mínimamente el beneficio que puede ofrecer a un grupo importante de personas. No podemos obviar que esta oferta cultural ha sido criticada por un número considerable de ciudadanos que piensan que es un error. Una opinión que considero desacertada, porque aprender nunca es un error y, como decía, los ceutíes tenemos una relación constante y fluida con la población marroquí y, por supuesto, con los caballas que la tienen como lengua materna.
Esta propuesta sería ridícula e innecesaria sí viviéramos en la frontera con Francia, pero Ceuta está donde está y eso no se puede cambiar, como tampoco se puede obviar la necesidad y la constante petición de cursos de está lengua que policías y guardias civiles reclaman a los sindicatos y asociaciones profesionales, porque la utilidad de conocerla se considera muy importante. No son pocos los cursos básicos que han hecho los sindicatos de clase, policiales y asociaciones profesionales, pero todos muy básicos, de pocas horas y, por tanto, de escasa utilidad. Esa es la razón que hace necesario la implantación de un curso con profesorado preparado que haga posible el aprendizaje de esta lengua.
Para terminar, decir que los científicos coinciden y mantienen que sobreviven las especies cuya capacidad de adaptarse es sobresaliente y que esto se aplica a los ámbitos humanos como puede ser la carrera profesional, el entorno, los amigos. Ser flexibles y capaces de adaptarnos a las nuevas realidades y circunstancias hará posible una mayor convivencia y, sobre todo, aprender nos abre nuevas oportunidades.