La situación en que se encuentran las viudas de Regulares constituye un asunto que debería darnos vergüenza a todos. Sus maridos lucharon en la Guerra Civil.
O, mejor dicho, fueron obligados a luchar. Dejaron familias a las que se les prometieron unos derechos nunca concedidos. Así han pasado años sin que nadie haya teniendo la conciencia moral debida para hacer justicia. Y mira que sus historias han sido denunciadas una y mil veces. Pero parece que estos asuntos no encuentran la cabida ni la importancia debida.
Ayer, esta vez por parte de MDyC, volvió a llevarse a pleno su situación. Hace ocho años lo hizo Caballas. Y muchos años atrás han formado parte de reportajes, crónicas y opiniones todas orientadas a un único fin: pedir que se haga justicia. Nada. Se ha conseguido eso. Nada.
De la sesión plenaria celebrada ha nacido un compromiso. Se nos dice que se va a constituir un grupo de trabajo. La verdad, a mí me da miedo. Siempre que oigo hablar de grupos creo que se consigue lo contrario: ir como los cangrejos.
5 de abril de 2016. Habrá que recordar bien esta fecha para si, realmente, es la que se corresponde con el cumplimiento de una promesa, con la defensa de una realidad que a todos nos debe doler porque no hay derecho a que los familiares de aquellos que fallecieron sigan hoy reclamando la justicia y la dignidad que este país nunca ha sabido darles.