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Pablo iglesias

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En la actualidad, Pablo Iglesias es uno de los personajes políticos españoles de mayor proyección e influencia del país. Nada que ver con el Pablo Iglesias histórico, el fundador del Partido Socialista, que tanto gusta a los medios de comunicación representantes del neoliberalismo financiero más recalcitrante (El País, por todos). Tan es así, que en su rabiosa campaña de desprestigio contra la formación Podemos, los "chicos" de Cebrian comenzaron a referirse al Pablo Iglesias de Podemos como el "falso", frente al "verdadero" Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista histórico.

Desde ese momento, se abrió la veda de caza mayor. Todo vale con tal de demonizar a la única formación política que es depositaria de las esperanzas de cambio en este país. Han echado mano de toda la caterva de "intelectuales" a sueldo del grupo Prisa, para convencer a la ciudadanía de los peligros que les acechaban si esta formación se alzaba con el poder. Han utilizado todo tipo de estrategias de comunicación para conseguirlo. Solo basta acudir a las hemerotecas y hacer una comparativa, por ejemplo, de las fotografías de Pablo Iglesias frente a las de Alberto Rivera. Mientras que al primero se le suele sacar con ojeras, demacrado, pequeño y enjuto, al segundo se le muestra sacando pecho, con un impecable traje al estilo de los chicos de la City financiera de cualquier país anglosajón, y rodeado de una especie de guardia pretoriana de súper estrellas dispuestas a ponerse el mundo por montera. Y si leemos lo que se escribe de uno y otro, también podremos entender la estrategia de manipulación. A Pablo Iglesias se le muestra como un ser tremendamente narcisista, ávido de poder, soberbio y vanidoso. A Alberto Rivera se le conceden las grandes virtudes del que ha nacido para estadista, además de la humildad, generosidad y diligencia.
Pero también se podría hacer un análisis de los titulares de prensa, o de las frases que se atribuyen a unos y otros. Una dimisión por discrepancias estratégicas, o de cualquier tipo, en los primeros es señal de terribles luchas internas de poder, o de depuración al más puro estilo estalinista. Una expulsión por malversación en el segundo caso es una señal de transparencia a consecuencia de no llevar bien la contabilidad. Una subvención recibida por un profesor universitario por hacer un informe político, o por realizar un programa de televisión, es señal de financiación ilegal proveniente de países que apoyan el terrorismo, en el caso de Podemos. Un cese ante una imputación penal por participar en redes de financiación ilegal y de saqueo de fondos públicos, es un signo de actuación contundente frente a la corrupción, en otros casos.
Lo ultimo han sido las dos editoriales dedicadas por El País y El Mundo (los dos medíos representantes de los poderes financieros neoliberales más recalcitrantes), a Pablo Iglesias, simplemente por haber dicho la verdad. Que la consigna y la orden que estos y otros medios de comunicación han dado a sus periodistas es no hablar bien de Podemos, es algo de sobra conocido. Por tanto, ni Pablo Iglesias ha faltado el respeto a la prensa, ni ha ofendido a los periodistas, ni nada que se le parezca. Simplemente ha dicho en voz alta lo que todos sabemos y pensamos de Cebrian, y de todos estos nuevos ricos que crecieron y se situaron en las más altas esferas del poder, al calor del deficiente desarrollo democrático de nuestro país.
Pero la realidad es tozuda. Por cada media verdad que intentan decir de Pablo Iglesias, o de cualquiera de los jóvenes, y no tan jóvenes, que le acompañan en su proyecto de regeneración de la vida política española, entra un político corrupto en prisión, imputan a algún alto cargo, o dimite un ministro. Es lo que tenemos. Por cada falsa acusación que le hacen de que han dinamitado el pacto de gobierno progresista en España, las encuestas le dan más votos en las próximas elecciones.
Afortunadamente, cada día más, los ciudadanos se enteran de lo que pasa por las redes sociales  y no por la manipulada información que nos ofrecen los grandes poderes financieros. De la misma forma, conforme la enseñanza se ha universalizado, cada vez hay más investigadores que son capaces de ofrecernos estudios científicos, que hasta hace poco estaban en manos de las grandes corporaciones. De esta forma podemos saber que el calentamiento global es una terrible realidad que el hombre ha provocado, pero también, que es posible revertirlo, cambiando nuestro sistema de vida. También que la crisis económica tiene solución con un reparto más equitativo de la riqueza.
No sé si finalmente conseguirán el tan deseado gobierno de tecnócratas, encabezado por algún independiente (a sueldo de los grandes poderes financieros) y dirigido en la sombra por Felipe González (a JM Aznar lo han desactivado momentáneamente con la interesada filtración de sus problemas con Hacienda). Ello sería posible si pactan los dos grandes partidos con la marca blanca del neoliberalismo económico, Ciudadanos. A mí me parece bien, y hasta una obligación moral, que Podemos no contribuya a esta farsa. Y ello a pesar de haberme mostrado favorable, firmando, a un pacto sincero del Partido Socialista con Podemos y Ciudadanos, siempre que se mantuvieran a raya las pretensiones más letales de Ciudadanos para con las clases más desfavorecidas.
Mientras tanto, voy a seguir manteniendo intactas mis simpatías hacia Pablo Iglesias, el actual. Y ello a pesar de que no me gustan los líderes. A pesar de lo que dicen de él, pienso que es un gran político, un buen profesor y mejor investigador, una persona sencilla y humilde, además de un trabajador incansable. Con su toque de vanidad, como todos. Y ha demostrando que él y su equipo han sido más listos que todos los demás, incluyendo a los chicos de Cebrian. Por esto los voy a votar otra vez.


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