D e nuevo se encendieron las alarmas. De nuevo Cataluña como problema volvió a ocupar todos los titulares de los medios de comunicación. Cataluña.... si.
Cataluña en la que la revisión goebbeliana que los secesionistas han hecho de la historia les obliga a olvidar que ha sido parte de España desde que Hispania –donde era la región Tarraconense– dejó de ser provincia romana y se constituyó en Estado visigodo independiente. Desde ese momento , en todas sus conflictos, guerras civiles, guerras de sucesión y guerras con enemigos exteriores, en todas las revoluciones y transformaciones del proyecto común español y europeo, Cataluña ha sido parte esencial de España. Y lo ha sido como condado del Reino de Aragón, como parte del proyecto de reconstrucción nacional que fue la Reconquista, y como parte de la Corona de España que unió las de Castilla y Aragón, hace cinco siglos y con ellas y Navarra formaron lo que hoy es la España de nuestros días. Cataluña, los catalanes como los demás españoles derrotaron a los franceses en la Guerra de la Independencia, enriqueció con sus representantes la primera Constitución en Cádiz que proclamó la soberanía del pueblo español ( de TODO el pueblo español sobre TODO el territorio español ) . Cataluña siempre como parte, nunca sola , siempre como parte de ese todo que llamamos España.
Y sin embargo, obviando torticeramente esa historia común, obviando sedicentemente la ley, obviando incluso la razón o el sentido común, los independentistas lanzaron esta semana un órdago al Estado de Derecho al presentar una propuesta de resolución en el Parlament en la que se anuncia el comienzo de un proceso constituyente para proclamar la república de Cataluña y la desobediencia de la legalidad vigente. La apuesta por la ruptura, por la sedición, ya esta materializada. La Historia de deslealtad y traición que ya hemos conocido en dos ocasiones en el siglo pasado, se repite.
Creo que la reacción del Presidente del Gobieno fue esta vez impecable. Compareció inmediatamente evidenciando a los españoles la urgencia del momento que vivimos y nos aseguró que utilizará «todos los mecanismos políticos y jurídicos» para que la resolución «no surta efecto». Rajoy empeñó su palabra en que, mientras él siga en el gobierno, España será un país unido. No hacia otra cosa que garantizar el imperio de la ley, pese a quien pese y cueste lo que cueste.Me parece que, ante la gravedad del momento es preciso en primer lugar instar a la unión de todos los que creemos en la ley como instrumento de convivencia que a todos compele. Alabo la iniciativa para implicar al PSOE en este momento juntó al Gobierno de la Nación ( por mucho que la postura del los socialistas catalanes tenga mucho que ver con la grave evolución de los,acontecimientos,. ZP no te olvidamos) . En este momento de extrema gravedad, el Gobierno de España debe apelar a la corresponsabilidad política de todos los partidos. Todos juntos sin más reproches.
En segundo lugar llego el momento e utilizar todas las armas que el Estado de Derecho pone en manos de las instituciones competentes. Hay que actuar antes de la formación de los actos de la estatalidad formal. Y hay que hacerlo con todas las posibilidades que aporta la Constitución y la ley y sin miedo a utilizar los diversos preceptos en vigor para situaciones extremas; no hay nada más grave en la historia de un pueblo que la ruptura de la unidad nacional. El único acontecimiento que puede superar en gravedad a este sería una guerra civil, y eso es algo que los españoles jamás repetiremos.
Y creo que no debe dejarse de lado el ámbito penal. Estamos ante un chantaje que se ajusta a lo que el Código Penal califica como sedición y hay que abordarlo como tal y también a sus presuntos autores. La fiscalía debe actuar. El diálogo con la Generalitat y el Parlament esta cerrado. No se puede hablar con quien rompe las reglas de juego y pega una patada a la mesa. Los Tribunales deben actuar. Y no se debe tener miedo a la aplicación de la ley.
El Gobierno no va limitarse a respetar la ley; la función del gobernante es hacer aplicar la ley. Dura lex, sed lex (dura ley, pero es la ley). El Derecho Internacional faculta al Estado para impedir la ruptura de la unidad nacional y su integridad territorial. También el Derecho de la Unión Europea (art. 4.2 TUE) reconoce al Estado su deber y derecho de defender la integridad territorial y le da toda clase de facilidades legales para ello.
España y su Gobierno legítimo no han cesado de citar e invocar las leyes democráticas a las fuerzas independentistas; Ya no pueden seguir abusando de la paciencia de la democracia hasta destruirla. Todos unidos.