Me proponen desde la XI Edición del Máster en Dirección y Administración de Empresas Turísticas de la Universidad de Granada, que les hable a los alumnos sobre la importancia de las personas en la pequeña empresa turística, y su contribución a la sostenibilidad.
Para ello he sugerido llevar a cabo una ruta por la provincia de Granada, similar a la que se realiza en la Edición de Ceuta del mismo programa académico, en la que se busquen los sabores y oficios tradicionales que aún quedan, o que se están recuperando. Conociendo estos lugares, podremos comprender mejor la labor de las personas que están detrás de los mismos.
A lo largo de la historia muchas civilizaciones que se creyeron inexpugnables colapsaron y desaparecieron. Solo sobrevivieron las villas rurales, alrededor de las cuales se crearon pequeños núcleos urbanos, dedicados a la agricultura y la ganadería. Esto fue posible porque las gentes de aquellos tiempos, contaban con un profundo conocimiento práctico artesanal en materias básicas para la supervivencia como el cultivo, la crianza de animales, la fabricación de útiles o la construcción de edificios.
Este conjunto de saberes fundamentales para la vida van a ser vitales en el mundo que se nos avecina, acosado por el cambio climático. Muchas de las cosas que nos hemos acostumbrado a que hagan otros en nuestro nombre, vamos a tener que hacerlas con nuestras propias manos, aplicando métodos artesanos tradicionales de producción. En la obligada evolución hacia el mundo más próspero y saludable para todos sus habitantes, la recuperación y vitalización del "saber hacer" representa una considerable fuente de empleo y, sobre todo, de trabajo por cuenta propia. Esta promoción de la industria artesanal hay que enmarcarla en un proceso general de transformación de la sociedad y del propio ser humano, cada vez más necesario e imprescindible.
Una de las alternativas de desarrollo económico de las ciudades puede ser el turismo sostenible. Según la Alianza para los Criterios Mundiales de Turismo Sostenible (GSTC), algunos de los criterios globales sobre turismo sostenible son la maximización de los beneficios sociales y económicos a la comunidad local, utilizando para ello los recursos humanos y de cualquier tipo locales; la maximización de los beneficios para el patrimonio, desarrollando para ello códigos de comportamiento que respeten dicho patrimonio cultural en las visitas que se planifiquen para que utilicen adecuadamente los elementos del arte, la arquitectura o el patrimonio cultural local; o la maximización de los beneficios para el medio desarrollando para ello prácticas de utilización adecuada de productos ambientalmente saludables, consumo responsable de energía y agua, o práctica de actividades no agresivas con el medio ambiente.
La actividad que hemos propuesto para los estudiantes, en consonancia con las ideas anteriores, consiste en viajar a uno de los pocos lugares de vega y alta montaña que quedan en la provincia de Granada, que han sabido conservar su idiosincrasia, sin caer en las tentaciones del falso desarrollo económico basado en la especulación urbanística. Se trata de Dílar, uno de los municipios que comparten la estación esquiable de Sierra Nevada y gran parte de su Parque Natural. Aunque tiene pocos habitantes, su extensión de terreno es considerable, pues llega hasta el mismo Pico del Veleta, pese a estar a unos pocos kilómetros de la capital.
Una vez allí se visitará un pequeño hotel rural, con impresionantes vistas al Parque Natural de Sierra Nevada, que cuenta con cuadra de caballos, y que gracias al esfuerzo personal de sus gestores, ha conseguido mantenerse con altas tasas de ocupación. Posteriormente, los estudiantes podrán aprender cómo se elaboran de forma tradicional el pan y el aceite. Esto será posible gracias a la colaboración de dos pequeñas empresas formadas por emprendedores y emprendedoras de la Universidad de Granada. Allí hablaremos de la Carta Europea de Turismo Sostenible y se desarrollará una charla-coloquio con los responsables de dichos proyectos, acerca de la importancia de las personas en este tipo de empresas.
Pero también se puede hacer turismo activo y sostenible en las propias capitales. Para ello, también de la mano de otra emprendedora universitaria, se llevará a cabo el programa titulado "En busca del agua de la Alhambra". Esta ruta parte y regresa del Paseo de los Tristes y del río Darro y nos permitirá conocer el ciclo del agua en torno a la Alhambra, como un elemento esencial en este conjunto monumental. Da vida a jardines y huertos, pero también genera un paisaje sensorial único de sonidos, reflejos, frescor y verdor. No es posible comprender la Alhambra sin el agua que permitió su construcción.
Lo que se pretende con este programa es que los estudiantes comprendan que para llevar a cabo actividades de turismo sostenible, son esenciales las pequeñas empresas. Y en esta labor, la implicación y el buen hacer de las personas que las componen, resulta imprescindible. Paradójicamente, es lo que, afortunadamente, se demanda cada vez más en un mundo extremadamente mecanizado y deshumanizado. Y es que lo que las máquinas nunca podrán sustituir es el amor que las personas pueden ser capaces de poner en el desarrollo de sus oficios. En parte, la humanidad reclama volver a sus orígenes.